domingo, 24 de enero de 2010

Bendecir


Cuando amamos a una persona, nuestras actitudes hacia ella son especiales. Le prodigamos atenciones y cuidados, actuando de la mejor manera posible. Deseamos su bien, nos preocupamos por ella, hacemos lo necesario para cuidarla y protegerla, tratando siempre que nada malo le ocurra.
Es impresionante leer los dichos y ver las acciones de la Persona que más nos ama, Dios.
Conocemos de Su Amor por medio de Su Palabra:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16)
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8)
“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1 Juan 4:9)
Conocemos sus buenos deseos hacia su pueblo al leer la Declaración que hace en Números 6:22-27...
“Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: Jehová te bendiga, y te guarde, Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré”
Además de expresarnos sus buenos deseos y bendiciones, debemos entender también que nos hace un encargo muy importante:
"...así bendecirás a los hijos de Israel..." (Números 6:23)
La Bendición proviene de Dios, pero pone sobre aquellos que tenían que dirigir al pueblo, la responsabilidad de trasmitirla.
Como hijos de Dios, recibimos Su Bendición:
“Y sé que cuando vaya a vosotros, llegaré con abundancia de la bendición del evangelio de Cristo” (Romanos 15:29)
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3)
Luego, tenemos la responsabilidad de bendecir a otros:
“No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición” (1 Pedro 3:9)
“Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis” (Romanos 12:14)
En este momento podemos preguntarnos... ¿Lo estamos haciendo así?... Si nuestras vidas no son de bendición a otros, hoy tenemos la oportunidad de modificar esto y comenzar a hacerlo. Hoy es el momento de apropiarnos de la Voluntad de Dios para nuestras vidas y practicarla.
Ante la intimación de no hablar más acerca del nombre de Jesús, Pedro y Juan dijeron:
“...Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios. Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:20)
Recordemos: No deberíamos dejar de mostrar lo que Dios ha hecho con nosotros...

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