sábado, 6 de marzo de 2010

El escándalo de abusos sexuales salpica al coro que dirigió el hermano del Papa


EFE


Georg Ratzinger asegura que nunca tuvo conocimiento de casos de pederastia en esa escuela.


El escándalo de abusos sexuales a menores de edad por parte de sacerdotes católicos en los años setenta, que desde hace semanas sacude Alemania, se ha ampliado a la escuela del Coro de la Catedral de Ratisbona, en el que trabajó como director musical Georg Ratzinger, hermano del papa Benedicto XVI.
Según informó hoy el portavoz del Obispado de Ratisbona (sur de Alemania), Clemens Neck, hubo dos religiosos de esa comunidad, fallecidos en 1984, que fueron condenados judicialmente por casos de pederastia.
Entre 1964 y 1994, el hermano de Benedicto XVI fue director de ese coro. George Ratzinger, de 86 años, ha afirmado a una emisora de radio de Baviera que nunca tuvo conocimiento de que se estuvieran produciendo casos de abusos sexuales con menores en esa escuela.
De los dos religiosos responsables de los abusos, uno de ellos era profesor de religión que fue relevado de sus funciones en 1958 mientras que el otro fue director del internado durante algunos meses y fue condenado a prisión en 1971, señalaron desde la diócesis.
Según Neck, hay varios casos de víctimas que se han dirigido a la institución, entre las que existen no solo casos de abusos sexuales sino de maltrato grave, tanto en la escuela de la Catedral como en el seminario de Widen.
La diócesis de Ratisbona encargará una investigación sobre el caso, explicó Clemens, quien agregó que al Obispado no le consta que actualmente ocurren hechos similares pero tampoco descartó que sigan en activo personas responsables de los abusos.
El monasterio de Ettal (sur de Alemania), involucrado en el escándalo, admitió hoy que en las últimas décadas «fueron frecuentes» los abusos sexuales con menores. Así lo explicó Thomas Pfister, encargado de la investigación abierta por la directiva del propio centro.
Explicó que la mayoría de los delitos de los que ha tenido constancia han prescrito ya y lamentó que la «cultura sistemática» del monasterio de «mirar hacia otro lado» y «callar» facilitó a los responsables consumar los abusos.
Ettal entregó el miércoles voluntariamente a la Fiscalía la documentación recabada en relación con las supuestas prácticas pederastas de uno de sus miembros, un día después del registro del convento por orden judicial.
La redada se produjo pocos días después de la dimisión el pasado viernes del prior de este convento, el padre Maurus Krass, por no haber informado de varios indicios de abusos sexuales registrados entre el 2002 y el 2005.
La de Krass fue la segunda dimisión del convento en pocos días, pues el miércoles el abad del convento Barnabas Bögle renunció por el mismo motivo, lo que contravino las normativas impuestas en el 2002 de tramitar todo indicio de sospecha a los superiores.
Además de la redada en Ettal, se produjeron ese mismo día nuevos ceses de religiosos, esta vez en el convento benedictino de Wechselburg, en Sajonia, donde tres monjes fueron destituidos con efectos inmediatos.
Según informó el obispado, contra los tres monjes existen indicios de que hubiesen cometido actos de pederastia cuando eran profesores en el citado convento de Ettal.
Uno de ellos admite hoy en el diario Freie Presse que hace treinta años abusó de un menor, un hecho que ahora «lamenta».
Esos casos se suman a las sospechas de prácticas generalizadas, en las décadas de los años 70 y 80, reveladas primero en la escuela de elite de los jesuitas Canisius, en Berlín, y extendidas luego a otras instituciones católicas del país.
La semana pasada la asamblea de la Conferencia Episcopal alemana decidió reaccionar al escándalo con el nombramiento de un coordinador que estará encargado de hacer un seguimiento de las investigaciones sobre los casos ya revelados y de los que puedan aparecer, así como de prestar asesoramiento jurídico a sus posibles víctimas.
Diversas organizaciones estiman que el número de víctimas podría situarse en los 300, aunque en su mayoría la persecución judicial de esos delitos se presenta compleja, ya que en Alemania los delitos de abusos sexuales prescriben a los diez años.

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