Torres Queiruga, Teólogo de la confusión

De nuevo Torres Queiruga niega la resurrección y los milagr0s de Cristo

Un teólogo todavía más de la confusión que de la liberación.
Andrés Torres Queiruga, que supongo de niño se llamaba Torres Quiroga, es un dinosaurio bollicao pues sólo tiene 70 años o los cumplirá en este 2010. Sacerdote de la archidiócesis compostelana parece ser que está bajo observación. No me extraña nada.

Acabo de leer una larga y pesada "conversa" con él en la revista gallega Grial (Nº 184, octubre-noviembre-diciembre, 2009). Recién salida del horno. En ella pulveriza los milagros y la Resurrección. No sé si alguna otra cosa más porque me aburrió sobremanera la lectura y la interrumpí.
Daño a los fieles no creo que haga ninguno. Por dos motivos. Primero porque la revista no la debe leer casi nadie. Y segundo porque los escasísimos lectores deben estar todos tan dañados que un artículo más en ese sentido es algo así como verter un cazo de agua en el mar.
Pero sigo pensando que ya va siendo hora de que nuestros obispos o la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe nos digan de una vez si lo que sostiene el teólogo gallego es la doctrina de la Iglesia o no. Porque igual el equivocado soy yo al creer que Cristo resucitó verdaderamente y pasó por Palestina haciendo milagros. Y si me he pasado los mismos años que los de Torres Queiruga creyendo en lo que él no cree y es todo una mentira ya va siendo hora de que me desengañen de una vez. O de que le digan a él que lo que no cree es necesario creerlo para ser católico.
Porfa, señores obispos, hágannos ese favor. A Torres Queiruga o a mí.

Francisco José Fernandez de la Cigoña

http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/teologo-todavia-mas-confusion-que-liberacion

Circulan muchos lobos vestidos de oveja, aunque sin uñas ni dientes; envueltos en una piel suave, que por el aspecto externo engaña a los ingenuos, inyectan con los dientes el veneno de la impiedad. Necesitamos, por tanto, de la gracia divina, de una mente despierta y dde ojos abiertos, para no tragarnos la cizaña como si fuera trigo y que por ignorancia nos engañen, para no convertirnos en presa suya por pensar que el lobo es una oveja.

Los herejes confunden el corazón de los ingenuos con un lenguaje seductor y dulce; encubren con el nombre de Cristo, como con miel, los dardos envenenados dde las doctrinas impías. A todos ellos juntos se refiere el señor cuando dice mirar que no os engañe nadie. ésta es la razón por la que se os enseñan y se os explican las verdades de la fe.