lunes, 1 de febrero de 2010

Un Nobel para Vicente Ferrer


El pais

A la cuarta puede ir la vencida, aunque esta vez, si se consigue el Nobel de la Paz para la Fundación Vicente Ferrer, su promotor ya no podrá recoger el galardón. Falleció el 19 de junio de 2009 a los 89 años. Pero el esfuerzo está ahí. En su parte más popular, apoyado por más de 80.000 personas en Facebook (y el número va en aumento). En la institucional, con una plataforma (su web es www.nobeldelapaz.org) en la que están desde los ex presidentes de España y Chile, Felipe González y Ricardo Lagos, hasta los alcaldes de las siete ciudades españolas donde la fundación tiene sede (Alicante, Barcelona, Bilbao, Madrid, Palma de Mallorca, Sevilla y Valencia), el embajador de España en India, Ion de la Riva, todos los grupos parlamentarios de las Cortes y personajes como el cocinero Ferran Adrià o el presidente de la Fundación Cultura de Paz, Federico Mayor Zaragoza. También apoyan la propuesta varios medios de comunicación, entre ellos EL PAÍS.
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El cooperante puso en marcha un enorme proyecto en India
1.696 escuelas, 17 clínicas y 30.000 viviendas son parte de su legado
El galardón sería un reconocimiento a la labor que continúa la Fundación Vicente Ferrer en India, y, sobre todo, un homenaje a su fundador, impulsor de un nuevo modelo de cooperación o de misión cuyo máximo credo y objetivo era, según sus propias palabras, que "la pobreza se puede erradicar".
Para ello, Ferrer, que llegó a India en 1955, construyó escuelas y hospitales y promovió la educación como parte del desarrollo, centrándose en los parias, los dálits, los más rechazados por la sociedad india, y en las mujeres. Pero la suya era una visión integral, que incluía la atención sanitaria, el medio ambiente y la integración de los discapacitados.
Algunas cifras, recogidas por los promotores de la iniciativa, demuestran esta labor: 1.696 escuelas, 4.978 asociaciones de mujeres con 67.135 miembros, 17 clínicas y hospitales, casi 30.000 viviendas construidas y alrededor de 2,8 millones de árboles plantados.
Con este legado, no es de extrañar que el fallecimiento del fundador de la organización fuera todo un acontecimiento en subcontinente asiático, sobre todo en la región de Anantapur, donde concentró sus esfuerzos. Allí, decenas de miles de desheredados aguantaron colas de horas para despedirse de su benefactor.
"Vicente ya no está, pero nos dio confianza en nosotros mismos y ahora podemos seguir", aseguraba entonces a Ana Gabriela Rojas Nagamani, una jornalera que está en uno de los proyectos de microcréditos de la fundación, y que gana 40 rupias diarias (0,6 euros). Kullayappa, sin zapatos y vestido con un humilde dhoti (un trozo de tela a modo de falda para hombres), decía que gracias al trabajo del catalán la vida de su hijo será más prometedora que la suya: está estudiando Farmacia. "Con mi sueldo de 100 rupias diarias [1,5 euros] no hubiera soñado siquiera en pagarle los estudios. Estoy aquí en agradecimiento, pero sé que todo lo que ha hecho no se puede corresponder", explicaba.
Estos dos testimonios, recogidos en la misma cola para visitar la capilla de Ferrer, el amigo de los pobres, el hermano de los parias, son sólo una muestra del impacto que dejó. Y que sigue en pie gracias a su fundación, en la que siguen su viuda, Anna, su hijo, Moncho, y una ingente cantidad de personas.
El mayor rival para el Nobel de la Paz parece ser el presidente de Bolivia, Evo Morales. El Parlamento noruego tiene ahora la palabra.

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