domingo, 20 de septiembre de 2009

Hijo de papa de día, vándalo de noche


MADRID, 15/09/2009 (El País / ACPress.net)
Para el psicólogo y pedagogo Javier Urra, antiguo Defensor del Menor, la única vía tras la gresca del pasado domingo es «sancionar con inmediatez, coherencia y de forma contundente». La sensación de impunidad, el previsible «mi hijo no estaba» y un sistema laxo son los peligros que hay que evitar «si queremos empezar a atajar el problema de la violencia entre nuestros menores», advierte Urra, para quien los progenitores de los detenidos «son los únicos que deben pagar los daños materiales del altercado. ¿No esperarán que seamos el resto de ciudadanos de bien los que afrontemos económicamente su fracaso como padres?», amonesta.
Los medios de comunicación también tienen su responsabilidad en la erradicación de estos conflictos, según Urra, que pide a la Prensa que «se haga eco de la gravedad de lo acontecido. Ahora podríamos estar todos celebrando funerales».
ARDE MADRID La reyerta ocurrida hace dos domingos en Pozuelo de Alarcón dejó una ciudad destruida, un rastro de veinte detenidos, a diez policías heridos en el asfalto y una pregunta en el aire: ¿Qué está pasando con nuestros menores? «Algo falla en la sociedad: y son, fundamentalmente, los valores de los que tanto hablamos y que parece que no están de moda», responde el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda. El motín de Pozuelo vuelve «a poner de manifiesto que el cóctel botellón, menores, alcohol, nuevas tecnologías y violencia es explosivo», insiste Canalda. «PERMISIVIDAD TOTAL» Precisamente, el contexto es un detonador de las situaciones violentas según el ex Defensor del Menor, el psicólogo y pedagogo Javier Urra, quien evidencia que «los horarios de divertimento de nuestros menores no son los apropiados, ¿qué hace un chaval de catorce años a las cinco de la mañana?». Urra denuncia «la permisividad total» que se le da al botellón y alerta que la falta de respeto a la autoridad nos ha conducido a una situación límite. «Hay una cierta dejación por parte de los padres, que no se atreven a reprender a sus hijos para no causarles traumas; en la escuela, el profesor tampoco se enfrenta a la actitud violenta de los chavales al no verse respaldado por las instituciones públicas y hasta en la calle, los ciudadanos son incapaces de imponer respeto ante el joven violento». En esta línea se pronuncia Valentín Martínez-Otero, profesor de Educación de la Universidad Complutense, al evidenciar que cada vez hay más padres con miedo a sus hijos. «Se trata de temor a denuncias, a insultos, incluso a agresiones físicas. Hay padres que, ya sea por excesiva tolerancia o por indiferencia, renuncian a su labor educadora. La autoridad es fundamental». Por su parte, un contendiente Javier Urra ataja el problema de la tiranía que ejercen muchos críos sobre su familia sin paliativos: «El padre que tiene miedo a ejercer su autoridad es un impotente, un cobarde y un estúpido» El proceso educativo de nuestros menores es «en general, insuficiente en lo que se refiere a aspectos básicos de su formación como la responsabilidad. No se presta la debida atención al cultivo de actitudes y valores», censura Martínez-Otero. EDUCAR EN VALORES Escuelas de padres, comunicación, autoridad y mucho sentido común. Con las herramientas adecuadas «educar en valores es siempre una inversión de futuro, hay que hacerlo no solamente por los mayores sino también por los compañeros y hacia todo, así como promover el afán de superación y el esfuerzo», recomienda el Defensor del Menor. Por contra, para el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, no es sólo un problema de formación educativa. Ayer, durante una rueda de prensa en la que presentó las grandes cifras del nuevo curso escolar, afirmó que «no basta con tener el mejor sistema educativo si no hay planes específicos de ocio y cultura de la juventud» desarrollados desde los ayuntamientos y comunidades autónomas. HISTORIAS DEL KRONEN Ángel Gabilondo asegura que incidentes como los que han situado a Pozuelo de Alarcón en el mapa de la violencia juvenil tienen unas raíces sociales, «pero pueden producirse en cualquier lugar, incluso en zonas con condiciones de mayor bienestar social» como puede ser el caso de esta localidad madrileña. «Suele llamar la atención que estas conductas provengan de clases acomodadas porque se supone que gozan de ciertos privilegios materiales y educativos que no disfrutan jóvenes de otros estratos -añade Martínez-Otero-, pero lo cierto es que la violencia no es exclusiva de un sector social. Más bien es común de jóvenes pertenecientes a familias con estilo educativo permisivo, punitivo o sobreprotector. Inseguros, inmaduros, inactivos, con baja autoestima y consumidores de alcohol son los que tienden más a exhibir estos comportamientos». En este sentido, Arturo Canalda ha destacado que Pozuelo es uno de los ayuntamientos con mayor renta per cápita de España, «donde aparentemente el nivel sociocultural es muy elevado», lo que demuestra que «da igual que estés en un ayuntamiento con riesgo de exclusión social o en el Consistorio con más dinero de España, por que es problema educativo». El control paterno es un punto controvertido en el trato con adolescentes. Javier Urra apuesta por «ganar la confianza antes que vigilar. Hay que fomentar su responsabilidad: no vale el «quiero saber con quién estás a las tres de la mañana», si no es una hora apropiada para que el niño esté fuera de casa», arroja el popular psicólogo.
Fuente: ABC. Edición: ACPress.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario