lunes, 5 de julio de 2010

Tengo necesidad de ti


Algunos Cristianos no quieren estar conectados a otros miembros del cuerpo de Cristo. Ellos tienen comunión con Jesús, pero ellos deliberadamente se aíslan de otros creyentes. Ellos no quieren tener nada con el cuerpo, sólo con la cabeza.

Pero un cuerpo no se compone de un solo miembro. ¿Puede usted imaginarse a una cabeza con solo un brazo creciéndole? El cuerpo de Cristo no puede ser hecho sólo de una cabeza, sin miembros ni órganos. Su cuerpo consiste de muchos miembros. Nosotros simplemente no podemos ser uno con Cristo sin ser uno con su cuerpo también.

Nuestra necesidad no es solo de la cabeza, es de todo el cuerpo. Estamos entretejidos juntos no sólo por nuestra necesidad de Jesús, sino también por la necesidad del uno por el otro. Pablo declara, “Ni el ojo puede decir a la mano: ‘No te necesito’, ni tampoco la cabeza a los pies: ‘no tengo necesidad de vosotros’” (1 Corintios 12:21)

Note la segunda parte de este verso. Ni aún la cabeza puede decir a otro miembro, “no te necesito”. ¡Qué increíble declaración! Pablo nos está diciendo, “Cristo nunca le dirá a un miembro de su cuerpo, ‘no tengo necesidad de ti’”. Nuestra cabeza de buena gana se conecta a cada uno de nosotros. Es más, él dice que todos somos importantes, aún necesarios, para el funcionamiento de cuerpo de él.

Esto es verdadero especialmente de los miembros quienes están heridos y dolidos. Pablo enfatiza, “Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios” (12:22). El apóstol entonces añade, “y a aquellos miembros del cuerpo que nos parecen menos dignos, los vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro” (12:23). El está hablando de aquellos en el cuerpo de Cristo que no se ven, escondidos, sin ser conocidos. A los ojos de Dios, estos miembros tienen gran honor. Y son absolutamente necesarios para el funcionamiento de su cuerpo.

Este pasaje contiene un significado profundo para todos nosotros. Pablo nos está diciendo, “No importa cuán bajo el concepto de ti mismo pueda ser. Tú puedes pensar que no das la medida como Cristiano. Pero el Señor mismo dice, ¡Yo te necesito! Tú no eres tan sólo un miembro importante de su cuerpo. Tú eres vital y necesario para que pueda funcionar.”

Como miembros importantes del cuerpo de Cristo, los creyentes deben de levantarse y tomar acción directa contra los ataques de Satanás hacia nuestros compañeros creyentes. Asombrosamente, este mandamiento es ignorado por muchos Cristianos. Cuando vemos a un creyente con dolor, queremos ofrecer consuelo, por supuesto, y esto es un acto de amor divino. ¡Pero no es suficiente! Cada creyente debe atar a Satanás en el nombre de Jesús y arrojarlo a las tinieblas de afuera. Esa es una señal de ser un verdadero miembro del cuerpo.

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