Carta al obispo D. Manuel Sanchez Monge
Diócesis de Mondoñedo Ferrol
Tengo la sensación de que muchos obispos se imaginan que ellos no son pueblo de Dios. Están encima de ese pueblo. Como pastor de ovejas-animales, sentados en lo alto del peñasco tocando la flauta de la prepotencia.
Siempre se dijo que la Iglesia convoca a través de su palabra y de los sacramentos pero rara será una celebración litúrgica de los ricos que convoque espontáneamente a los pobres pero sin embargo lo contrario si ocurre.
La raíz de capacidad de convocatoria está en que desde los pobres la liturgia y la palabra tienen la capacidad de evocar el origen de la fe y provocar su misión correcta.
La Iglesia reconoce , admite y exige que el obispo sea cabeza unificadora de la diócesis y que ejercite el ministerio de la unidad pero ese ministerio es en verdad unificante cuando el obispo escucha la voz de su pueblo este reconoce en el obispo su propia voz y ve en el obispo el buen pastor que está dispuesto a dar su vida por las ovejas en lugar de trasquilarlas y de ordeñarlas. El papel unificador del obispo es el de defender a su pueblo. Cuando se da está condición el obispo es capaz de unificar la diócesis porque así se convierte en expresión de su realidad, y los mecanismos concretos que dicte el obispo a nivel pastoral, administrativo, litúrgico,… para unificar la vida de una diócesis no se impondrán por una autoridad puramente formal sino que serán expresiones de una autoridad mucho más profunda
Tengo la sensación de que muchos obispos se imaginan que ellos no son pueblo de Dios. Están encima de ese pueblo. Como pastor de ovejas-animales, sentados en lo alto del peñasco tocando la flauta de la prepotencia.
Siempre se dijo que la Iglesia convoca a través de su palabra y de los sacramentos pero rara será una celebración litúrgica de los ricos que convoque espontáneamente a los pobres pero sin embargo lo contrario si ocurre.
La raíz de capacidad de convocatoria está en que desde los pobres la liturgia y la palabra tienen la capacidad de evocar el origen de la fe y provocar su misión correcta.
La Iglesia reconoce , admite y exige que el obispo sea cabeza unificadora de la diócesis y que ejercite el ministerio de la unidad pero ese ministerio es en verdad unificante cuando el obispo escucha la voz de su pueblo este reconoce en el obispo su propia voz y ve en el obispo el buen pastor que está dispuesto a dar su vida por las ovejas en lugar de trasquilarlas y de ordeñarlas. El papel unificador del obispo es el de defender a su pueblo. Cuando se da está condición el obispo es capaz de unificar la diócesis porque así se convierte en expresión de su realidad, y los mecanismos concretos que dicte el obispo a nivel pastoral, administrativo, litúrgico,… para unificar la vida de una diócesis no se impondrán por una autoridad puramente formal sino que serán expresiones de una autoridad mucho más profunda
Aqui nos hemos pasado un poco. Vamos a no juzgar las intenciones, y menos las de un Obispo. Un saludo
ResponderEliminarCarlos