Fuente: Redacción domingo
Bolivia
El tratamiento promedio para un enfermo de influenza es de 240 bolivianos. En la última semana de julio se anunció que cada día se contagian unas 35 personas; si todas estas personas recurrieran al tratamiento adecuado, el Estado erogaría unos 58.800 bolivianos por semana
Es imposible calcular cuánto dinero ya se ha gastado en la influenza. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la pandemia ha puesto de cabeza a las entidades de salud en el país. Según René Lenis, responsable del programa de lucha contra la gripe A, el Estado tuvo que llevar sobre sus espaldas los gastos más duros de la enfermedad. He acá un recuento de los daños y los costos.
Hasta el último día de julio, la enfermedad había segado la vida de nueve personas y se estimaba que 35 individuos se contagiaban de la enfermedad cada jornada. Para entonces, las cifras se convirtieron en un misterio porque conforme a la norma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba prohibido revelar el recuento de casos diarios para no alarmar a la población. Pero, de ser cierto que se contagian 35 personas por día, se estima que la última semana de julio enfermaron unas 245 personas.
Y, tomando en cuenta que cada tratamiento para un enfermo promedio cuesta 240 bolivianos; entonces para curar a todos los infectados en siete días (245) se gastó unos 58.800 bolivianos que salieron de las arcas del Estado. Pero la enfermedad no para ahí porque cada día se registran más casos y la cuenta sube para el erario nacional.
Si se continúa en este ritmo de contagio, en un mes habría 1.050 infectados en los departamentos donde se descubrió la enfermedad. En todos ellos se gastaría 252.000 bolivianos sólo en la administración de los medicamentos. Según autoridades en salud, no todos los afectados llegan a tener el tratamiento completo; por lo tanto, aquella cifra puede ser inferior.
El famoso tamiflu
El lunes 25 de mayo arribó a Bolivia la gripe A. Una mujer y su hijo llegaron a la ciudad de Santa Cruz provenientes de Estados Unidos y consigo traían la pandemia. Pero no se supo de que eran portadores hasta tres días después cuando los exámenes respondieron positivamente. Desde entonces, la cifra fue en aumento y a mediados de julio superó las 700 personas contagiadas, hasta que llegó la prohibición de la OMS.
El primer medicamento que se conoció para tratar la enfermedad fue el Oseltamivir, más conocido como Tamiflu. En principio, según revelaciones de una autoridad del área, hubo una muestra médica gratuita de un laboratorio que se distribuyó entre los contagiados. Después, el Estado tuvo que buscar en el mercado internacional a los vendedores del poderoso remedio. La medicación que se usa en una persona es de diez cápsulas de 75 miligramos.
Mientras en Bolivia el paquete de Tamiflu, que consta de las diez tabletas requeridas, cuesta 250 bolivianos, en otros mercados es más caro. Por ejemplo, en Chile y en Estados Unidos se vende a 48 dólares.
Según reportes médicos, el Tamiflu es un retroviral que inhibe la reproducción del virus en las primeras 48 horas en que se dan a conocer los primeros síntomas.
Pero cabe indicar que el gasto del medicamento no debe ser erogado por el enfermo. Al contrario, el Estado se encarga de pagar los costos de la gripe A; por eso, no existe en el mercado comercial el Tamiflu y sólo se lo administra gracias a la mediación estatal. Los nosocomios privados sí están en la obligación de atender a los pacientes contagiados y entregarles un espacio aislado para su tratamiento.
En Argentina, la venta de Tamiflu no se da de esta manera. Los reportes periodísticos indican que se comercializa el remedio con receta médica y los familiares de los enfermos deben comprarlo en las farmacias. El precio es de 135 pesos, unos 350 bolivianos.
El Gobierno de Bolivia también se apoya en la cooperación de otros países para obtener este medicamento. Por ejemplo, la República mexicana donó a Bolivia 5.000 dosis de tratamiento, basadas en el Tamiflu.
Y en el país, ¿de dónde sale el dinero para la compra de Tamiflu y diferentes gastos colaterales de la epidemia? Con las experiencias de la enfermedad del dengue y los desastres naturales que asolaron al país en la gestión pasada, se abrió una cuenta estatal para enfrentar las epidemias, los desastres naturales y los problemas ocasionados por el cambio climático. Se estima que es un porcentaje menor al 1 por ciento del Presupuesto General de la Nación.
Este dinero no sólo sirve para la compra de medicamentos. En el caso de la gripe A se armaron campañas publicitarias, se dictaron cursos de capacitación a la gente del área, entre otros gastos. Además, las erogaciones más elevadas provienen de la adquisición de insumos reactivos y equipos médicos.
La búsqueda de estos insumos es tan difícil en el mercado internacional que el país está con el botiquín a medias. Por ejemplo, para los últimos días de julio, el Ministerio de Salud informó que tenía reactivos únicamente para dos semanas más. Es decir, sonó la alarma en Salud.
Los reactivos son necesarios porque permiten confirmar o descartar la presencia de la influenza en las personas. Y además de costosos —no se conoce a ciencia cierta el precio—, éstos son difíciles de conseguir y por eso el ministro de Salud y Deportes, Ramiro Tapia, dijo que era necesario recurrir a “países amigos”. Además se recurrió a la OMS y a la Organización Panamericana de la Salud para conseguir estos insumos.
La falta de estos reactivos impidió que el laboratorio de la Universidad Mayor de San Simón continúe con este trabajo de forma normal. En el país, además de este laboratorio, están habilitados para detectar la enfermedad el Centro de Enfermedades Tropicales (Cenetrop), en Santa Cruz, y el Instituto Nacional de Laboratorios en Salud (Inlasa), en La Paz.
En el departamento de Chuquisaca también se pretendía montar un laboratorio para detectar la enfermedad. Pero el costo era de aproximadamente un millón de bolivianos. La Prefectura estaba dispuesta a entregar una cuarta parte de este monto.
Se buscan vacunas
Aún no hay vacuna que pueda frenar esta influenza. Pero laboratorios internacionales están a la pesca de una respuesta científica que pueda ser el remedio a la pandemia. El país está a la cola de los posibles compradores de este medicamento.
Según los datos del Gobierno, si llega a conseguirse una vacuna contra la gripe A, ésta costaría unos 200 bolivianos y llegaría al país en octubre. Los países industrializados adquirieron de forma anticipada el 90 por ciento de la futura producción mundial. Aquella decisión, sumada a las patentes médicas, fue objeto de rechazo presidencial. “Es como patentar la vida o la muerte”, dijo Evo Morales.
Una alternativa a esta falta de medicamentos es la que se prepara en estos días. La Unión de Naciones Suramericanas y México están en vías de acordar la compra conjunta de vacunas contra la influenza. Según la subsecretaria de Salud Pública de Chile, Jeanette Vega, de esta manera se asegura “que los procesos de negociación de compra de vacunas signifiquen un acceso equitativo a todos lo países de la región”.
Los gastos que hasta ahora hizo erogar la gripe A al Estado es difícil de cuantificar porque se ha invertido en diversos rubros, según Lenis. Por ejemplo, el laboratorio Inlasa entregó alcohol en gel a la población. Y se tuvo que recurrir a la compra de equipo médico adecuado. Por ejemplo, una mascarilla adecuada para una enfermera vale 18 bolivianos y dura sólo un día.
Roche, la firma que hace dinero con el Tamiflu
El gigante farmacéutico suizo Roche anunció que prevé vender Tamiflu, el medicamento usado contra la gripe porcina, por 937 millones de dólares hasta finales de 2009, según información de las agencias noticiosas.
El director general de Roche, Severin Schwan, manifestó a la prensa que el grupo espera vender en lo que queda del año “alrededor de 1.000 millones de francos” (658 millones de euros, 937 millones de dólares) más del medicamento. Roche ya ha vendido por un monto similar entre enero y junio de 2009.
Las ventas de Tamiflu se limitaron en todo 2008 a 609 millones de francos suizos. Pero a raíz de la emergencia del virus AH1N1 y su rápida extensión por el mundo este año, las ventas del medicamento se dispararon un 203 por ciento en la primera mitad del año.
En varios países, como Estados Unidos y Japón, se han dado casos aislados de resistencia al Tamiflu, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) reiteró su recomendación del medicamento para tratar la enfermedad, que en junio recibió la categoría de pandemia.
Ante la fuerte demanda de distintos gobiernos, la industria Roche afirmó que aumentará su capacidad de producción de Tamiflu a 400 millones de paquetes anuales para la siguiente gestión.
Al anunciar sus beneficios económicos semestrales, la firma con sede en Basilea (Suiza) subrayó que espera para el conjunto del año un crecimiento de los ingresos “netamente superior al del mercado, con toda probabilidad”.
En la primera mitad de este año, la cifra de negocios aumentó un 9 por ciento y alcanzó 24.000 millones de suizos francos.
El beneficio consolidado, sin embargo, cayó un 29 por ciento y quedó en 4.100 millones de francos suizos, tras la costosa adquisición del estadounidense Genentech por 46.800 millones de dólares.
El analista del Banco Helvea Karl-Heinz Koch dijo que las ganancias de Roche están “sustancialmente por encima de las expectativas”. El futuro económico es halagüeño para la firma.
Los otros “beneficiados” de la pandemia
México fue el primer país en el que la gripe A causó estragos. De hecho, el infectado número cero sería de esa nacionalidad. Aunque existe también la creencia de que en Estados Unidos se haya dado la enfermedad de manera paralela.
Con todo, lo que pasó en el país del norte puede ser un referente de lo que sucede en Bolivia. Según IPS Noticias, las farmacias de aquel país han tenido gran afluencia de personas que demandan mascarillas, vitaminas, antigripales y artículos desinfectantes.
La alta demanda de mascarillas, ya agotadas en gran parte de los comercios, llevó a algunos vendedores callejeros a ofrecer el producto, cuyo uso es recomendado por las autoridades, a precios hasta cuatro veces superiores a los del mercado formal. En la ciudad de Santa Cruz, donde se dio el mayor número de contagiados, existe algo similar. Por ejemplo, los barbijos que costaban un boliviano se venden hasta en cinco bolivianos. En las afueras del Hospital Japonés y en otros sitios públicos la demanda es superior.
Otro sector beneficiado es el de los médicos y las clínicas privadas, que también son ampliamente requeridos por los sospechosos de estar enfermos con influenza. Si bien en la nación sólo existen tres laboratorios capaces de identificar la influenza, los galenos privados también son consultados para eliminar cualquier duda sobre la enfermedad. En los meses recientes, según una versión no oficial del Hospital Japonés, la cifra de pacientes aumentó hasta en un 300 por ciento. Los doctores tuvieron que ampliar sus horarios para atender la demanda de pacientes.
En México, otros sectores que vieron incrementadas sus ganancias fueron las tiendas de renta de videojuegos y películas. El repunte se explica por el asueto obligatorio en el que se encuentran más de 33 millones de estudiantes en el país y a la recomendación de las autoridades de que las personas salgan de su casa lo menos posible. En tanto que en el país no hay reportes sobre aquel rubro. En todo caso, en la capital oriental se informó de pérdidas cuantiosas cuando se cerraron los espectáculos públicos. la medida duró unos días y en la actualidad todo ha vuelto a la normalidad.
El tratamiento promedio para un enfermo de influenza es de 240 bolivianos. En la última semana de julio se anunció que cada día se contagian unas 35 personas; si todas estas personas recurrieran al tratamiento adecuado, el Estado erogaría unos 58.800 bolivianos por semana
Es imposible calcular cuánto dinero ya se ha gastado en la influenza. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la pandemia ha puesto de cabeza a las entidades de salud en el país. Según René Lenis, responsable del programa de lucha contra la gripe A, el Estado tuvo que llevar sobre sus espaldas los gastos más duros de la enfermedad. He acá un recuento de los daños y los costos.
Hasta el último día de julio, la enfermedad había segado la vida de nueve personas y se estimaba que 35 individuos se contagiaban de la enfermedad cada jornada. Para entonces, las cifras se convirtieron en un misterio porque conforme a la norma de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estaba prohibido revelar el recuento de casos diarios para no alarmar a la población. Pero, de ser cierto que se contagian 35 personas por día, se estima que la última semana de julio enfermaron unas 245 personas.
Y, tomando en cuenta que cada tratamiento para un enfermo promedio cuesta 240 bolivianos; entonces para curar a todos los infectados en siete días (245) se gastó unos 58.800 bolivianos que salieron de las arcas del Estado. Pero la enfermedad no para ahí porque cada día se registran más casos y la cuenta sube para el erario nacional.
Si se continúa en este ritmo de contagio, en un mes habría 1.050 infectados en los departamentos donde se descubrió la enfermedad. En todos ellos se gastaría 252.000 bolivianos sólo en la administración de los medicamentos. Según autoridades en salud, no todos los afectados llegan a tener el tratamiento completo; por lo tanto, aquella cifra puede ser inferior.
El famoso tamiflu
El lunes 25 de mayo arribó a Bolivia la gripe A. Una mujer y su hijo llegaron a la ciudad de Santa Cruz provenientes de Estados Unidos y consigo traían la pandemia. Pero no se supo de que eran portadores hasta tres días después cuando los exámenes respondieron positivamente. Desde entonces, la cifra fue en aumento y a mediados de julio superó las 700 personas contagiadas, hasta que llegó la prohibición de la OMS.
El primer medicamento que se conoció para tratar la enfermedad fue el Oseltamivir, más conocido como Tamiflu. En principio, según revelaciones de una autoridad del área, hubo una muestra médica gratuita de un laboratorio que se distribuyó entre los contagiados. Después, el Estado tuvo que buscar en el mercado internacional a los vendedores del poderoso remedio. La medicación que se usa en una persona es de diez cápsulas de 75 miligramos.
Mientras en Bolivia el paquete de Tamiflu, que consta de las diez tabletas requeridas, cuesta 250 bolivianos, en otros mercados es más caro. Por ejemplo, en Chile y en Estados Unidos se vende a 48 dólares.
Según reportes médicos, el Tamiflu es un retroviral que inhibe la reproducción del virus en las primeras 48 horas en que se dan a conocer los primeros síntomas.
Pero cabe indicar que el gasto del medicamento no debe ser erogado por el enfermo. Al contrario, el Estado se encarga de pagar los costos de la gripe A; por eso, no existe en el mercado comercial el Tamiflu y sólo se lo administra gracias a la mediación estatal. Los nosocomios privados sí están en la obligación de atender a los pacientes contagiados y entregarles un espacio aislado para su tratamiento.
En Argentina, la venta de Tamiflu no se da de esta manera. Los reportes periodísticos indican que se comercializa el remedio con receta médica y los familiares de los enfermos deben comprarlo en las farmacias. El precio es de 135 pesos, unos 350 bolivianos.
El Gobierno de Bolivia también se apoya en la cooperación de otros países para obtener este medicamento. Por ejemplo, la República mexicana donó a Bolivia 5.000 dosis de tratamiento, basadas en el Tamiflu.
Y en el país, ¿de dónde sale el dinero para la compra de Tamiflu y diferentes gastos colaterales de la epidemia? Con las experiencias de la enfermedad del dengue y los desastres naturales que asolaron al país en la gestión pasada, se abrió una cuenta estatal para enfrentar las epidemias, los desastres naturales y los problemas ocasionados por el cambio climático. Se estima que es un porcentaje menor al 1 por ciento del Presupuesto General de la Nación.
Este dinero no sólo sirve para la compra de medicamentos. En el caso de la gripe A se armaron campañas publicitarias, se dictaron cursos de capacitación a la gente del área, entre otros gastos. Además, las erogaciones más elevadas provienen de la adquisición de insumos reactivos y equipos médicos.
La búsqueda de estos insumos es tan difícil en el mercado internacional que el país está con el botiquín a medias. Por ejemplo, para los últimos días de julio, el Ministerio de Salud informó que tenía reactivos únicamente para dos semanas más. Es decir, sonó la alarma en Salud.
Los reactivos son necesarios porque permiten confirmar o descartar la presencia de la influenza en las personas. Y además de costosos —no se conoce a ciencia cierta el precio—, éstos son difíciles de conseguir y por eso el ministro de Salud y Deportes, Ramiro Tapia, dijo que era necesario recurrir a “países amigos”. Además se recurrió a la OMS y a la Organización Panamericana de la Salud para conseguir estos insumos.
La falta de estos reactivos impidió que el laboratorio de la Universidad Mayor de San Simón continúe con este trabajo de forma normal. En el país, además de este laboratorio, están habilitados para detectar la enfermedad el Centro de Enfermedades Tropicales (Cenetrop), en Santa Cruz, y el Instituto Nacional de Laboratorios en Salud (Inlasa), en La Paz.
En el departamento de Chuquisaca también se pretendía montar un laboratorio para detectar la enfermedad. Pero el costo era de aproximadamente un millón de bolivianos. La Prefectura estaba dispuesta a entregar una cuarta parte de este monto.
Se buscan vacunas
Aún no hay vacuna que pueda frenar esta influenza. Pero laboratorios internacionales están a la pesca de una respuesta científica que pueda ser el remedio a la pandemia. El país está a la cola de los posibles compradores de este medicamento.
Según los datos del Gobierno, si llega a conseguirse una vacuna contra la gripe A, ésta costaría unos 200 bolivianos y llegaría al país en octubre. Los países industrializados adquirieron de forma anticipada el 90 por ciento de la futura producción mundial. Aquella decisión, sumada a las patentes médicas, fue objeto de rechazo presidencial. “Es como patentar la vida o la muerte”, dijo Evo Morales.
Una alternativa a esta falta de medicamentos es la que se prepara en estos días. La Unión de Naciones Suramericanas y México están en vías de acordar la compra conjunta de vacunas contra la influenza. Según la subsecretaria de Salud Pública de Chile, Jeanette Vega, de esta manera se asegura “que los procesos de negociación de compra de vacunas signifiquen un acceso equitativo a todos lo países de la región”.
Los gastos que hasta ahora hizo erogar la gripe A al Estado es difícil de cuantificar porque se ha invertido en diversos rubros, según Lenis. Por ejemplo, el laboratorio Inlasa entregó alcohol en gel a la población. Y se tuvo que recurrir a la compra de equipo médico adecuado. Por ejemplo, una mascarilla adecuada para una enfermera vale 18 bolivianos y dura sólo un día.
Roche, la firma que hace dinero con el Tamiflu
El gigante farmacéutico suizo Roche anunció que prevé vender Tamiflu, el medicamento usado contra la gripe porcina, por 937 millones de dólares hasta finales de 2009, según información de las agencias noticiosas.
El director general de Roche, Severin Schwan, manifestó a la prensa que el grupo espera vender en lo que queda del año “alrededor de 1.000 millones de francos” (658 millones de euros, 937 millones de dólares) más del medicamento. Roche ya ha vendido por un monto similar entre enero y junio de 2009.
Las ventas de Tamiflu se limitaron en todo 2008 a 609 millones de francos suizos. Pero a raíz de la emergencia del virus AH1N1 y su rápida extensión por el mundo este año, las ventas del medicamento se dispararon un 203 por ciento en la primera mitad del año.
En varios países, como Estados Unidos y Japón, se han dado casos aislados de resistencia al Tamiflu, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) reiteró su recomendación del medicamento para tratar la enfermedad, que en junio recibió la categoría de pandemia.
Ante la fuerte demanda de distintos gobiernos, la industria Roche afirmó que aumentará su capacidad de producción de Tamiflu a 400 millones de paquetes anuales para la siguiente gestión.
Al anunciar sus beneficios económicos semestrales, la firma con sede en Basilea (Suiza) subrayó que espera para el conjunto del año un crecimiento de los ingresos “netamente superior al del mercado, con toda probabilidad”.
En la primera mitad de este año, la cifra de negocios aumentó un 9 por ciento y alcanzó 24.000 millones de suizos francos.
El beneficio consolidado, sin embargo, cayó un 29 por ciento y quedó en 4.100 millones de francos suizos, tras la costosa adquisición del estadounidense Genentech por 46.800 millones de dólares.
El analista del Banco Helvea Karl-Heinz Koch dijo que las ganancias de Roche están “sustancialmente por encima de las expectativas”. El futuro económico es halagüeño para la firma.
Los otros “beneficiados” de la pandemia
México fue el primer país en el que la gripe A causó estragos. De hecho, el infectado número cero sería de esa nacionalidad. Aunque existe también la creencia de que en Estados Unidos se haya dado la enfermedad de manera paralela.
Con todo, lo que pasó en el país del norte puede ser un referente de lo que sucede en Bolivia. Según IPS Noticias, las farmacias de aquel país han tenido gran afluencia de personas que demandan mascarillas, vitaminas, antigripales y artículos desinfectantes.
La alta demanda de mascarillas, ya agotadas en gran parte de los comercios, llevó a algunos vendedores callejeros a ofrecer el producto, cuyo uso es recomendado por las autoridades, a precios hasta cuatro veces superiores a los del mercado formal. En la ciudad de Santa Cruz, donde se dio el mayor número de contagiados, existe algo similar. Por ejemplo, los barbijos que costaban un boliviano se venden hasta en cinco bolivianos. En las afueras del Hospital Japonés y en otros sitios públicos la demanda es superior.
Otro sector beneficiado es el de los médicos y las clínicas privadas, que también son ampliamente requeridos por los sospechosos de estar enfermos con influenza. Si bien en la nación sólo existen tres laboratorios capaces de identificar la influenza, los galenos privados también son consultados para eliminar cualquier duda sobre la enfermedad. En los meses recientes, según una versión no oficial del Hospital Japonés, la cifra de pacientes aumentó hasta en un 300 por ciento. Los doctores tuvieron que ampliar sus horarios para atender la demanda de pacientes.
En México, otros sectores que vieron incrementadas sus ganancias fueron las tiendas de renta de videojuegos y películas. El repunte se explica por el asueto obligatorio en el que se encuentran más de 33 millones de estudiantes en el país y a la recomendación de las autoridades de que las personas salgan de su casa lo menos posible. En tanto que en el país no hay reportes sobre aquel rubro. En todo caso, en la capital oriental se informó de pérdidas cuantiosas cuando se cerraron los espectáculos públicos. la medida duró unos días y en la actualidad todo ha vuelto a la normalidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario