miércoles, 26 de agosto de 2009

Habitación de lujo



Habitación de lujo.
En casi todas las viviendas hay objetos y utensilios de uso común y diario, y otros guardados para ocasiones especiales. Y aún otros más, que son tan valorados que simplemente son recuerdos que jamás usaríamos para no romperlos o arruinarlos.
En nuestra casa tenemos algunos objetos decorativos, guardados en una vitrina segura que si bien quizás no tienen excesivo valor en dinero, sí son frágiles y bellos, por lo cual no los utilizamos para el propósito para el cual fueron creados, evitando que se estropeen. Tratamos de cuidar lo bueno o hermoso que poseemos.
También es muy popular la frase “lo que vale es lo que hay dentro” refiriéndose a que el envoltorio no importa tanto, sino el contenido.
La Biblia nos dice que algo de un valor incalculable, se presenta en recipientes toscos y burdos:
“Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (2 Corintios 4:7)
¿Cuál es el tesoro?
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:6)
“El conocimiento de la gloria de Dios”. Esto lo podemos ver en Efesios 1:17; Filipenses 3:8, Colosenses 2:2-3
“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”
“Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”
“...hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”
¿Cuál es el vaso de barro?
“Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tu para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así?” (Romanos 9:20)
Y Dios habita en nosotros...
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones...” (Efesios 3:17)
El cuidado de este tesoro es más que importante...
“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2 Pedro 3:18)
“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado” (2 Pedro 2:20-21)
El mismo Dios Todopoderoso habita en nosotros... ¡Cuán primorosamente cuidada y lujosa debiera ser su habitación!
Recordemos: Si cuidamos objetos perecederos con gran esmero, ¿Qué haremos con el tesoro más precioso que hemos recibido?
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