Iluminados... iluminando...
¡En muchas ocasiones podemos perder el entusiasmo por algo que aunque nos agrada hacer, no resulta como lo esperábamos!
Pablo entendía que corría este riesgo en su ministerio, por ello decía:
“Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos” (2 Corintios 4:1)
El autor de Hebreos también lo entendía así:
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:3)
En los primeros capítulos de 2 Corintios es evidente que el Apóstol era malinterpretado en dichos y acciones, por lo cual debe decirles
“Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Corintios 4:2)
El sabía cómo estaba conduciéndose, y entendía quienes eran los que lo atacaban...
Su misión era difundir el evangelio de Cristo:
“Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno” (Romanos 15:20)
“Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio...” (1 Corintios 1:17)
Y en esta tarea, era conciente que lo oscuro y falto de luz se manifestaría entre los que se perdían...
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3-4)
Porque que los que tenemos a Cristo, irradiaremos luz...
“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:5-6)
Si bien muchas veces los creyentes nos equivocamos y dañamos a otros...
“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro...” (Colosenses 3:13)
Si existiera una especie de ataque deliberado y ensañamiento hacia otros, como dice en Gálatas 5:15...
“Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros”
¿No deberíamos considerar si la Luz de Cristo brilla verdaderamente en esas personas?
Porque... ¿Dónde estaría “la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo” cuando existe este tipo de conductas?
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos, ¿o no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5)
Recordemos: Es mejor que hagamos un examen parcial de nuestras vidas, antes que reprobar la prueba final...
daresperanza.com.ar
¡En muchas ocasiones podemos perder el entusiasmo por algo que aunque nos agrada hacer, no resulta como lo esperábamos!
Pablo entendía que corría este riesgo en su ministerio, por ello decía:
“Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos” (2 Corintios 4:1)
El autor de Hebreos también lo entendía así:
“Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Hebreos 12:3)
En los primeros capítulos de 2 Corintios es evidente que el Apóstol era malinterpretado en dichos y acciones, por lo cual debe decirles
“Antes bien, renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Corintios 4:2)
El sabía cómo estaba conduciéndose, y entendía quienes eran los que lo atacaban...
Su misión era difundir el evangelio de Cristo:
“Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno” (Romanos 15:20)
“Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio...” (1 Corintios 1:17)
Y en esta tarea, era conciente que lo oscuro y falto de luz se manifestaría entre los que se perdían...
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3-4)
Porque que los que tenemos a Cristo, irradiaremos luz...
“Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Corintios 4:5-6)
Si bien muchas veces los creyentes nos equivocamos y dañamos a otros...
“soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviere queja contra otro...” (Colosenses 3:13)
Si existiera una especie de ataque deliberado y ensañamiento hacia otros, como dice en Gálatas 5:15...
“Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros”
¿No deberíamos considerar si la Luz de Cristo brilla verdaderamente en esas personas?
Porque... ¿Dónde estaría “la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo” cuando existe este tipo de conductas?
“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos, ¿o no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?” (2 Corintios 13:5)
Recordemos: Es mejor que hagamos un examen parcial de nuestras vidas, antes que reprobar la prueba final...
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