martes, 22 de febrero de 2011

¡Damasco, Damasco! ¿Dónde estás?





Por Alejandro Roque
Barcos de guerra iraníes atraviesan el canal de Suez: un regalo de la actual administración en Washington DC, pues era Mubarak el único que había logrado restringir el acceso militar persa al área mediterránea que comprende Siria e Israel, desde 1979.

El 11 de febrero anunciábamos que los vientos desestabilizadores seguirían creando turbulencia alrededor del Medio Oriente; sin embargo, tal como ocurre con las profecías bíblicas, unas veces van a todo vapor, otras nos muestran la terquedad del tiempo.

Hoy corren velozmente.

Han transcurrido desde entonces solo nueve días y ya se estremecen algunas ciudades en Marruecos, Libia, Argelia, Jordán, Yemen, Bahréin, sumándole Tunisia y Egipto, y la cuenta de la narcosala islamista se inyecta con más radicalismo gracias al mago proditor—quien creyendo dominar la política internacional—destronó al faraón de Egipto, anunciándonos como prodigio de su experiencia, que seguidamente el caballero de la justicia reinaría desde el palacio presidencial en Cairo.

No ha sido asi.

Durante los años en que existió estabilidad entre Egipto y el Estado Judío la organización Hermandad Musulmana (Muslim Brotherhood) no soñaba con poder predicar su sonata regante de islamización mundial; sin embargo, Sheikh Yusuf al-Qardawi, a quien Mubarak lo tenía exilado desde 1981 por su agenda violenta en contra de Israel y América una vez que el ex presidente egipcio Anwar el-Sadat fue asesinado, esta de vuelta. El clerico musulmán ha vuelto gracias a la nueva “democratización” de Egipto, dirigido ahora por una junta militar que ha disuelto el parlamento y deshecho la constitución, y ha predicado su Sharia fanfarria desde la plaza de Tahrir alabado por miles de conciudadanos.

Como vemos la democracia ya está en buen camino según los expertos de la Casa Blanca.

Sheikh Yusuf al-Qardawi aprovecha astutamente y afirma sus creencias conservadoras—como las tenemos los cristianos—en contra de las inmoralidades sodomitas, el derecho a la familia, y tantas otras que son dignas no solo para Egipto e Israel, sino en todo el mundo, sin por ello tengamos que convertirnos al turbante, la kufiya y chafiye; pero no, el arremete especialmente contra Israel, porque detrás de él está el diablo disfrazado de ángel de luz, quien en realidad no se molesta en absoluto por el liberalismo desenfrenado judío—todo lo contrario—sino porque a través de la tribu de Judá nos llegó el Mesías Jesucristo.

Eso es todo en el fondo del misterio invisible para la obsoleta óptica humana, que sueña con justicia, libertad y derechos, pero sin estimar en aclamar al verdadero Dador de ellos, sino a los humanistas con su religión secular, que se embrujan en su propio narcicismo mundial, y por ello tenemos que sufrir la prosperidad de las dictaduras religiosas. Es como si los humanos necesitan un duro yugo con diferente canarreo político.

Y la nueva democracia egipcia sigue aceleradamente demostrándole al mundo cuánta razón irracional tenía el gobierno de Washington DC, y hoy los barcos iraníes atraviesan por el canal de Suez hacia el Mediterráneo sirio para legalmente descargarle allí a Hezbollá todo el arsenal militar que necesita, y así renovar la alianza entre Irán-Turquía-Siria-Líbano-Hezbollá-Palestinos.

Amigos, ya no estamos hablando de flotillas de la “paz” sino fragatas militares propiedad de los ayatolas persas que no cesan de pesar cuánto uranio necesitan para fabricar su bomba.

¿Y qué conexión hay con las profecías bíblicas?

Nasrallah, el cabeza erguida de Hezbollá, la organización terrorista financiada por Irán, acaba de anunciar que está listo para conquistar la Galilea, los Sirios las montañas del Golán, y Ahmadinejad grita como cucañero dramatizado asegurando que los días de Israel ya se pueden contar en horas; sin embargo, eso no es lo que el más digno Galileo que la historia ha conocido, el Verbo de Dios, aún antes de revelarse al mundo había pronunciado a través de su profeta cuando nos advirtió:

“He aquí que Damasco dejó de ser ciudad, y será montón de ruinas” (Isaías 17:1)

Damasco es la única ciudad antigua que nunca ha sido destruida hasta sus ruinas, y esta profetizado que ocurrirá. Si yo fuera Bahar al-Assad, presidente de Siria, me cuidaría de seguir amenazando a Israel, introduciendo cohetes de largo alcance en su territorio y expandiendo su poder destructivo de armas químicas; pero no, no le basta el contemplar la vida de su amigo y aspirante a ayatola, el bolindre libanes Nasrallah, quien se pasa gran parte de su tiempo cenando bajo un bunker porque tiene miedo que algún cohete perdido se le pose en su turbante carnavalesco.

La situación en el antiguo califato árabe se muestra desestabilizante y los gobiernos de esas naciones no tendrán mas salida que hacerse los ciegos con Irán, mientras siembran hábilmente—usando sus agencias secretas—el veneno mortal que le asegure a sus instituciones y pueblos manipulados la imperiosidad y creencia inminente de asestarle un golpe mortal al Estado Judío, porque si no se apuran, se les derrumban sus sueños de Ley-Sharia-Yes we can!!! para todos.

Sansón ha olvidado a Dalila, y a estas alturas ya debe estar pidiéndole a los mozos de la tierra del rey David que le autoricen el poder apoyarse sobre las columnas de sus enemigos; sin embargo, esta vez no para dejarse exterminar junto a sus tres mil capigorristas que le amenazan, sino para—aún sin entenderlo—hacer cumplir las profecías bíblicas y acelerar la venida del verdadero Mesías Salvador Yeshúa, el Redentor de Israel.



http://profeciasyteologia.blogspot.com/2011/02/damasco-damasco-donde-estas.html



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