El medio oriente ha ocupado la atención del mundo más que ninguna otra región; desde 1945, muchos eruditos y estudiosos de la Biblia han determinado que Israel es el reloj de Dios, y que es esta “Tierra Santa” la que marcará las agujas de los acontecimientos del final de los tiempos. Desde 1948, Israel y sus vecinos árabes han mantenido relaciones inestables y combatido en varias guerras.
BRENDA SANCHINELLI IZEPPI
Sin duda alguna los hechos históricos que han generado grandes cambios políticos y sociales se producen aparentemente de la nada y de la noche a la mañana. Es por eso que no me extraña el efecto dominó que está ocurriendo en el Medio Oriente. La historia del Mundo Árabe en el transcurso del siglo XIX estuvo marcada por el proceso de penetración colonial europea, que impuso ciertos esquemas y que dejó profundas secuelas en la sociedad y en la economía.
El devenir de los acontecimientos en estos países islámicos tiene una profunda raíz cimentada en las dificultades económicas y las dictaduras, que fueron la chispa que encendió las protestas sociales en Túnez, Egipto y ahora en Libia, pero el trasfondo sigue siendo religioso, político y siempre está de por medio el “oro negro”, ya que el petróleo es el principal recurso de la región.
Las sociedades árabes tienen en común un profundo malestar por la falta de oportunidades, la terrible corrupción y las humillaciones cotidianas por parte de los que sustentan el poder.
¿Qué puede pasar después de las revueltas en esta región?... en el mejor de los casos, convocar a elecciones inmediatas, pero si no se consolida un sistema democrático y no se mantienen los compromisos y acuerdos internacionales de respeto y paz, los islamistas alcanzarían el poder rápidamente. Ellos mismos han afirmado múltiples veces que están dispuestos a desaparecer al Estado de Israel del mapa.
En caso de instaurarse el islamismo en el poder egipcio, estos empujarían al resto de países árabes —especialmente a Siria y Jordania— a una revolución islámica para entrar en guerra contra Israel, y sin duda generando un conflicto de envergadura mundial.
Las sociedades de estos países árabes, en general, están buscando justicia social y democracia. Lo peligroso puede llegar a ser la filtración de otra clase de líderes, que si bien no son dictadores, sí pueden llegar al poder con el único propósito de sembrar odio y terrorismo en estas naciones y pretender atacar a Israel y a otros países que no compartan sus ideas; este sería un desastre total para toda la región y para el resto de la humanidad.
BRENDA SANCHINELLI IZEPPI
Sin duda alguna los hechos históricos que han generado grandes cambios políticos y sociales se producen aparentemente de la nada y de la noche a la mañana. Es por eso que no me extraña el efecto dominó que está ocurriendo en el Medio Oriente. La historia del Mundo Árabe en el transcurso del siglo XIX estuvo marcada por el proceso de penetración colonial europea, que impuso ciertos esquemas y que dejó profundas secuelas en la sociedad y en la economía.
El devenir de los acontecimientos en estos países islámicos tiene una profunda raíz cimentada en las dificultades económicas y las dictaduras, que fueron la chispa que encendió las protestas sociales en Túnez, Egipto y ahora en Libia, pero el trasfondo sigue siendo religioso, político y siempre está de por medio el “oro negro”, ya que el petróleo es el principal recurso de la región.
Las sociedades árabes tienen en común un profundo malestar por la falta de oportunidades, la terrible corrupción y las humillaciones cotidianas por parte de los que sustentan el poder.
¿Qué puede pasar después de las revueltas en esta región?... en el mejor de los casos, convocar a elecciones inmediatas, pero si no se consolida un sistema democrático y no se mantienen los compromisos y acuerdos internacionales de respeto y paz, los islamistas alcanzarían el poder rápidamente. Ellos mismos han afirmado múltiples veces que están dispuestos a desaparecer al Estado de Israel del mapa.
En caso de instaurarse el islamismo en el poder egipcio, estos empujarían al resto de países árabes —especialmente a Siria y Jordania— a una revolución islámica para entrar en guerra contra Israel, y sin duda generando un conflicto de envergadura mundial.
Las sociedades de estos países árabes, en general, están buscando justicia social y democracia. Lo peligroso puede llegar a ser la filtración de otra clase de líderes, que si bien no son dictadores, sí pueden llegar al poder con el único propósito de sembrar odio y terrorismo en estas naciones y pretender atacar a Israel y a otros países que no compartan sus ideas; este sería un desastre total para toda la región y para el resto de la humanidad.
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