HAFEZ GHANEM, DTOR. GENERAL ADJUNTO DE LA FAO
El 3 de febrero, el índice de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre los precios de las materias primas alimentarias batió su récord: 231 puntos en enero. La cesta de productos básicos, como cereales, azúcar, aceite y carne ha subido un 3,4% en el comienzo del 2011. Las protestas populares contra el aumento de los precios han sido la chispa de las rebeliones en Túnez y Egipto. Y el fuego podría propagarse a otros países. «Este 2011 es un año de alto riesgo», advierte Hafez Ghanem, director general adjunto de la FAO.
-¿Qué pasa con los precios agrícolas?
-Desde el 2006 son extremadamente variables, porque desde hace 20 años ignoramos los problemas de la agricultura y las inversiones necesarias para garantizar la seguridad alimentaria. El rendimiento de los cereales ha crecido un 50% desde los años sesenta, pero en ese tiempo la población del mundo se ha multiplicado por dos y se ha urbanizado, lo que ha disparado la demanda de alimentos. Pero el mercado es muy cerrado. Cada vez que hay un shock en algún lugar del planeta, el impacto sobre los precios es rápido y directo. En el 2007 y en el 2008 hemos tenido sequías en Australia y Europa del Este, el año pasado sequías en Rusia y demasiada lluvia en Australia.... et voilá: la crisis. La solución pasa por invertir la tendencia y crear mecanismos para frenar la especulación.
-¿Cómo?
-Todos los expertos han dicho que tenemos recursos tecnológicos y reservas de agua y tierra suficientes para dar de comer al planeta, pero para alcanzar este objetivo en el 2050 necesitamos aumentar las inversiones en agricultura, como mínimo el 50%. Este es el verdadero desafío. Dentro de 40 anos la demanda aumentará globalmente en un 70%, pero en los países en desarrollo será de un 100%. Ahí es donde hay que actuar. Hoy, grosso modo, el total de las inversiones agrícolas en estos países es de 140.000 millones de dólares al año. Pero se necesitan 210.000 millones para alcanzar el objetivo de dar de comer a todos de aquí al 2050.
-Pero estamos en el 2011, ¿qué está pasando ahora?
-Para comprenderlo hay que dar un paso atrás. Empezamos el 2010 con una buena cosecha, que nos ha permitido tener unas confortables reservas de cereales. Pero después ha habido un shock climático en Europa del Este y en Australia, acompañado de una mala cosecha en EE.?UU. y en algunos países de América Latina, y esto ha llevado a una subida de precios. De momento no podemos decir que estamos ante una crisis alimentaria, porque estamos utilizando las reservas. Lo que podemos decir es que el 2011 es un año de alto riesgo para la alimentación mundial. Si todo va bien y la cosecha es buena, podemos empezar a reconstruir las reservas, pero si hay otro shock nos vamos a encontrar como en el 2008, o peor.
-El índice de la FAO dice que estamos a un nivel de precios más elevado ahora que hace tres años.
-Es verdad, pero no todo los productos valen igual. En el 2008 los cereales eran muy caros, más que ahora, mientras que hoy el azúcar y el aceite y otras grasas están a niveles estelares. La media total es más elevada, pero los cereales son más determinantes para la seguridad alimentaria. El problema es que también los cereales están subiendo.
-¿Qué pasa con los precios agrícolas?
-Desde el 2006 son extremadamente variables, porque desde hace 20 años ignoramos los problemas de la agricultura y las inversiones necesarias para garantizar la seguridad alimentaria. El rendimiento de los cereales ha crecido un 50% desde los años sesenta, pero en ese tiempo la población del mundo se ha multiplicado por dos y se ha urbanizado, lo que ha disparado la demanda de alimentos. Pero el mercado es muy cerrado. Cada vez que hay un shock en algún lugar del planeta, el impacto sobre los precios es rápido y directo. En el 2007 y en el 2008 hemos tenido sequías en Australia y Europa del Este, el año pasado sequías en Rusia y demasiada lluvia en Australia.... et voilá: la crisis. La solución pasa por invertir la tendencia y crear mecanismos para frenar la especulación.
-¿Cómo?
-Todos los expertos han dicho que tenemos recursos tecnológicos y reservas de agua y tierra suficientes para dar de comer al planeta, pero para alcanzar este objetivo en el 2050 necesitamos aumentar las inversiones en agricultura, como mínimo el 50%. Este es el verdadero desafío. Dentro de 40 anos la demanda aumentará globalmente en un 70%, pero en los países en desarrollo será de un 100%. Ahí es donde hay que actuar. Hoy, grosso modo, el total de las inversiones agrícolas en estos países es de 140.000 millones de dólares al año. Pero se necesitan 210.000 millones para alcanzar el objetivo de dar de comer a todos de aquí al 2050.
-Pero estamos en el 2011, ¿qué está pasando ahora?
-Para comprenderlo hay que dar un paso atrás. Empezamos el 2010 con una buena cosecha, que nos ha permitido tener unas confortables reservas de cereales. Pero después ha habido un shock climático en Europa del Este y en Australia, acompañado de una mala cosecha en EE.?UU. y en algunos países de América Latina, y esto ha llevado a una subida de precios. De momento no podemos decir que estamos ante una crisis alimentaria, porque estamos utilizando las reservas. Lo que podemos decir es que el 2011 es un año de alto riesgo para la alimentación mundial. Si todo va bien y la cosecha es buena, podemos empezar a reconstruir las reservas, pero si hay otro shock nos vamos a encontrar como en el 2008, o peor.
-El índice de la FAO dice que estamos a un nivel de precios más elevado ahora que hace tres años.
-Es verdad, pero no todo los productos valen igual. En el 2008 los cereales eran muy caros, más que ahora, mientras que hoy el azúcar y el aceite y otras grasas están a niveles estelares. La media total es más elevada, pero los cereales son más determinantes para la seguridad alimentaria. El problema es que también los cereales están subiendo.
Después de tomar el rollo de Dios y de ser adorado por toda la creación, el Cordero ahora abre los siete sellos para revelar su contenido. Los sellos, como las trompetas, están en un grupo de cuatro, dos y uno. La apertura de los primeros cuatro sellos es presentada por cada uno de los cuatro seres vivientes por turno. Cada uno de los cuatro seres vivientes revela un jinete; los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, el cuarto jinete resume los primeros tres, "se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra", BJ; "se les dio poder sobre la cuarta parte del mundo", VP (RV traduce "y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra"). El poder de estos jinetes está limitado a un cuarto. Con las trompetas, más adelante, está limitado a un tercio. El quinto sello revela a aquellos que han sido muertos por la palabra de Dios y su testimonio, que es la iglesia perseguida. El sexto sello revela el día del Señor que trae la ira del Cordero. La apertura del séptimo sello revela el silencio. Los siete sellos resumen la historia humana desde el punto de vista del cielo y de la iglesia. Hay guerra, hambre y pestilencia en general y sobre la iglesia en particular hay persecución. Luego vendrá el fin, trayendo terror al mundo. Esto tal vez explique el silencio del séptimo sello. Lo que describen los sellos es similar a las señales del fin de la era, como las describe Jesús en Mateo 24. Habrá guerras, hambres y terremotos (Mt. 24:6-8), persecución (Mt. 24:9-14), los cuerpos celestes son conmovidos (Mt. 24:29) y "entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra" (Mt. 24:30). Después de abrir los siete sellos el rollo puede leerse y encontramos más detalles; pero esto empieza en el capítulo 8. Los siete sellos describen la tribulación que es, en su mayor parte, hecha por el hombre (guerras, hambres y persecución), pero bajo el control de Dios. Las siete trompetas son desastres enviados por Dios con el objetivo de persuadir al hombre a que se arrepienta. Las siete copas son el derramamiento final de la ira de Dios sobre la humanidad impenitente. El hecho que Cristo abra los siete sellos indica Su soberanía sobre el futuro.
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