martes, 22 de febrero de 2011

Ramón Antonio López: Un sacerdote que se entrega a los demás, sobre todo a los más necesitados



Fue vicario parroquial en la concatedral de San Julián desde el año 2000 al 2009 y ahora consiliario en la Pastoral de la Salud en Mondoñedo-Ferrol, Ramón Antonio López lleva más de tres años como capellán en el hospital, fue director de la residencia universitaria Domus del obispado de Mondoñedo Ferrol y a parte de su trabajo en el hospital ayuda en la unidad pastoral de las parroquias del Ensanche y ha sido condecorado con la cruz al merito militar con distintivo blanco siendo capellán en el hospital naval de Ferrol. Pero lleva toda la vida dedicándose a los enfermos, "los más pobres de la sociedad".

Visita todas las habitaciones, con especial atención a la UCI. Los acompaña durante los momentos duros antes y después de las operaciones, respalda a sus familiares y orienta a los profesionales médicos. Los trabajadores sociales también le indican qué enfermos se encuentran sin familia y solos. Porque ellos necesitan tanta compañía como tranquilidad espiritual. Ramón Antonio sabe adaptarse a todas las edades y situaciones. Siempre recordaré su amabilidad cuando pasé por momentos difíciles y cuando estuvo de secretario de Gea Escolano siempre me facilitó las entrevistas con el obispo.

Ha dedicado toda su existencia a servir a Dios y a sus feligreses. No lo ha hecho por dinero, por ocupar puestos de honor, sino por amor generoso, por servir al Reino de Dios.
En la actualidad, como en los tiempos difíciles del Cura de Ars, es preciso que los sacerdotes, con su vida y obras, se distingan por un vigoroso testimonio evangélico. Pablo VI ha observado oportunamente: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escucha a los que enseñan, es porque dan testimonio”[

El Reino de Dios avanzará si disponemos de sacerdotes santos como Ramón Antonio, pero santos de verdad, no sólo rezadores. Santos de esos que defienden al débil, aman a Jesús Eucaristía, quieren a todos y saben sacrificarse por ellos, y no se contentan con buenas palabras, sino que evangelizan al cien por cien.

Dios Espíritu Santo, en este día Te pido que vuelvas a inundar el alma De Ramón Antonio como en el día de su ordenación. Que vuelva el a sentir el gozo, la felicidad, la emoción tan grande de ese día. Que nunca deje de sentir, lo que sintió ese primer día, que nunca se vaya a convertir su vida en una rutina, que cada día amanezca con el mismo celo y la misma voluntad de servirte, sirviendo a los demás.

Haz que de siempre buen ejemplo sin provocar envidias, haz que los que se acerquen a él sientan que se acercaron a Ti y que por medio de el tocaste sus vidas. Dale la humildad de reconocer que no somos nada, ni somos dignos de nada pero que por medio de Tu misericordia y por medio de Tu amor nos das todo sin merecerlo y que lo único que nos queda es aceptarlo y pasar cada instante de nuestras vidas agradeciéndotelo.

Fortalezca sus puntos débiles que son donde Tú manifiestas Tu gloria y sostén sus puntos fuertes y que sepa reconocer con humildad y con verdad que lo bueno que hay en él, no es más que un reflejo de Ti mismo.

No permitas que el diablo obstaculice su camino, que cuando lleguen las tentaciones tenga la fuerza para vencerlas al instante, que nunca llegue a ofenderte con la ayuda de Tu gracia. Que sepa reconocer al demonio cuando se le llegue a presentar disfrazado y que sepa ahuyentarlo con el nombre de Jesús.

Tu pueblo, Señor, necesita que él y todos Tus sacerdotes sean santos y totalmente entregados a Tu servicio. Ayúdale Señor porque la misión que tiene es muy difícil y sin Ti nada podrá hacer.

7 comentarios:

  1. Mi querido Jose Carlos, hoy estoy como siempre que te leo en mi despacho de Via Conciliacion en el Vaticano.

    Me gusta ver que hay sacerdotes que son fieles a su sacerdocio y que lo cumplen a raja tabla sin caer en los politiqueos trasnochados de algunos políticos-sacerdotes de alguna congregación de la que vamos a hablar proximamente y de la que alguno de sus miembros es activo seguidor de las Romaxes, que tu tan bien conoces y que entre todos este verano nos hemos cargado.

    Hombres como este hay que promoverlos a cargos mas organizativos y pastorales con el fin que un día no muy lejano podamos ver sus nombres en las ternas para Obispo.

    Ottavini, Roma a 22/02/2011

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  2. Mi querido Ottavini, Pronto viajaré a Roma para encontrarme con mi amigo Emérito y revisar el tema de mi falsa nulidad. Espero poder comer los tres juntos.
    Dios Le siga bendiciendo mucho

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  3. POR SER SACERDOTE FIEL,
    CRUCIFICADO CON CRISTO,
    HUBISTE DE PROBAR HIEL,
    PARA QUE FUERA LO MISMO...
    Y,PARA SER COMO ÉL,
    CUANDO PENDÍA EN EL RISCO,
    TAMBIÉN TÚ FUISTE UN ABEL,
    Y,CAÍNES,TUS OBISPOS...
    MAS,TODO PASA,NOS DICE,
    SAPIENTE,NUESTRA TERESA...;

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  4. Oh Dios Omnipotente
    acepta a este servidor tuyo,
    que siempre sea tuyo,
    que siempre pueda dar un gran testimonio
    y sea un gran ejemplo para las almas
    que Tú has confiado a su cuidado pastoral,
    y que verdaderamente desee cambiar
    y desee caminar por el camino
    trazado por tu Divino Hijo
    e iluminado por la luz del Espíritu Santo.

    María, Madre de la Eucaristía,
    se para este sacerdote madre y maestra,
    refugio y protección,
    consolación y compañía.
    AMEN

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  5. Hoy agradezco a Dios que te ha elegido
    para gritar que el amor esta vivo.
    Hoy te agradezco a ti que sabiendote fragil
    te fortaleces con la Gracia de Dios.

    Sigue llevandonos al Padre por su Hijo
    conducidos por el Espiritu Santo.
    Danos siempre de ese alimento que nos
    da la vida eterna y sigue tramitiendonos
    la misericordia y el perdon de Dios.
    hace 4 años Notificar un abuso

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  6. De vez en cuando, sale algo positivo hasta en Ferroliño. Un abrazo

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  7. El sacerdote que atiende al enfermo grave no es un peligro, sino una esperanza. No es señal de fracaso, sino, tal vez, un nuevo ofrecimiento de misericordia y de victoria. No es un símbolo del pasado que asusta, sino una presencia amiga que invita a mirar al cielo. No es un “hechicero” que formula palabras extrañas ante los cadáveres, sino el representante de Cristo para quienes, en la salud o en la enfermedad, buscan a cualquier hora un encuentro con el Padre de los cielos.

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