lunes, 27 de julio de 2009

Ambigüedades


Ambigüedades...
A veces nos asombran los políticos, a causa de las alianzas que forman entre ellos, las cuales en el momento en que ya no les convienen, deshacen como si fueran humo que se esparce de un manotazo. Se unen o desunen según las conveniencias. Nos resulta chocante y desagradable, pero ¿nos damos cuenta que es una actitud absolutamente humana?
Por regla general, así es el ser humano: leal o no, de acuerdo a conveniencias personales.
Leamos lo que le sucedió al Señor Jesucristo en Juan 6:22-59...
Las personas lo buscaron
“El día siguiente, la gente que estaba al otro lado del mar...entraron en las barcas y fueron a Capernaún, buscando a Jesús” (Juan 6:22-25)
A la gente le interesó lo que decía
“Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?” (Juan 6:28)
Luego le reclamaron por sus acciones
“Le dijeron entonces: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?” (Juan 6:30)
Inmediatamente les agradó su oferta
“Le dijeron: Señor, danos siempre este pan” (Juan 6:34)
Luego les desagradaron sus palabras
“Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo” (Juan 6:40)
Trataron de atacarlo y desmerecerlo
“Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice éste: Del cielo he descendido?” (Juan 6:42)
Luego, directamente dudaron de él
“Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” (Juan 6:52)
A cada una de estas variaciones, Jesús tuvo su contrapartida, ya que El no se apartaba de su objetivo...
“Respondió Jesús y les dijo: De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece...Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado...Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo, y da vida al mundo...Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás...Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y ésta es la voluntad del Padre, el que me envió...Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en el tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero...Yo soy el pan de vida...Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí...” (Juan 6:26-58)
¿Entendemos la propuesta del Señor? ¿Buscamos realizarla aunque no estemos muy seguros de entender o de que nos agrade lo que entendemos?
El no cambia, por lo cual si algo no nos convence de Su Propuesta ¿Quién es el que debería modificar sus pensamientos para ajustarse al Plan Divino?
Recordemos: Dios es fiel a sí mismo... ¿Cómo seremos nosotros hacia Él?
www.daresperanza.com.ar

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