lunes, 20 de julio de 2009

¿Qué Fama tenemos?


¿Qué fama tenemos?
El Diccionario define la palabra “fama” como “Renombre, reputación”. Ésta puede ser buena o mala, dependiendo de las acciones que la acompañan.
En Proverbios 22:1 leemos:
“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro”
En Eclesiastés 7:1 también encontramos:
“Mejor es la buena fama que el buen ungüento...”
Con respecto al Señor Jesucristo, la Biblia nos dice:
“Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó” (Mateo 4:24)
“Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra...Pero salidos, ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra” (Mateo 9:26,31)
Sus hechos divulgaron su buena fama y ésta llegó a oídos importantes...
“En aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús” (Mateo 14:1)
Esta buena fama provocó recuerdos en Herodes, acerca del asesinato de Juan el Bautista aunque no le produjo ningún otro efecto positivo...
“Y dijo a sus criados: Este es Juan el bautista; ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes. Porque Herodes había prendido a Juan, y le había encadenado y metido en la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano...y Herodes quería matarle, pero temía al pueblo... Pero cuando se celebraba el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio, y agradó a Herodes, por lo cual éste le prometió con juramento darle todo lo que pidiese. Ella...dijo: Dame en un plato la cabeza de Juan el Bautista. Entonces el rey se entristeció; pero a causa del juramento, y de los que estaban conél a la mesa, mandó que se la diesen” (Mateo 14:2-12)
El buen nombre de un antecesor debería influir en sus descendientes de manera productiva. Muchos hijos de personajes famosos aprovechan la fama y las virtudes de sus padres para ocupar lugares destacados, aunque en ocasiones desprestigien con su mala conducta lo heredado.
Nosotros como hijos de Dios heredamos el nombre del Señor, y por lo tanto, deberíamos dar honor a su fama. ¡Que no imitemos a los de Santiago 2:7!
“¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?”
Recordemos: Mantengamos en alto el Buen Nombre que heredamos...
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