EFE
El Vaticano ha presentado la tercera encíclica de Benedicto XVI, Caritas in veritate (Caridad en la verdad), de marcado carácter social, en la que afirma que la economía necesita de la ética para su correcto funcionamiento y que el mercado «no es el lugar de atropello del fuerte sobre el débil».
En la encíclica, el Pontífice aboga por un progreso sostenido, que respete la dignidad humana, asegura que la actual crisis muestra que los tradicionales principios de la ética social, como son la transparencia, la honestidad y la responsabilidad, «no pueden ser descuidados».
El Obispo de Roma señala que la economía no elimina el papel de los Estados y tiene necesidad de «leyes justas».
El Pontífice exige que las «finanzas, después de su mal uso, que han dañado la economía real» regresen a ser un instrumento orientado al desarrollo.
Benedicto XVI pide una «urgente» reforma de la ONU y de la arquitectura económica y financiera internacional.
«Urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial que se atenga de manera coherente a los principios de subsidiariedad y de solidaridad», escribe.
También trata el tema del medio ambiente y afirma que las sociedades tecnológicamente avanzadas «pueden y deben disminuir» sus propias necesidades energéticas y deben avanzar la investigación sobre energía alternativas.
El nuevo documento del Papa Ratzinger retoma los temas sociales contenidos en las encíclicas «Populorum progressio», de 1967, escrita por Pablo VI, y «Sollicitudo rei socialis», sobre la misma temática, escrita por Juan Pablo II en 1988.
La encíclica (carta solemne que dirige el Papa a los obispos y fieles católicos del mundo), fue firmada por el Pontífice el pasado 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, los patrones de la Iglesia de Roma, está dividida en seis partes y consta de 136 páginas.
El texto comienza afirmando que «La caridad en la verdad, de la que Jesús se ha hecho testigo, es la principal fuerza propulsora para el verdadero desarrollo de cada persona y de la humanidad entera».
Las seis partes del texto son «El mensaje de la Populorum Progressio», «Desarrollo humano en nuestro tiempo», «Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil», «Desarrollo de los pueblos, derechos, deberes y ambiente», «La colaboración de la familia humana» y «Desarrollo de los pueblos y de la técnica».
La encíclica la presentaron los cardenales Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum» (que se encarga de distribuir la caridad del Papa), el arzobispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y el economista Stefano Zamagni, de la Universidad de Bolonia (Italia).
El Papa Ratzinger ya ha escrito otras dos encíclicas, Deus caritas est (Dios es amor), de 2006, y Spe salvi
En la encíclica, el Pontífice aboga por un progreso sostenido, que respete la dignidad humana, asegura que la actual crisis muestra que los tradicionales principios de la ética social, como son la transparencia, la honestidad y la responsabilidad, «no pueden ser descuidados».
El Obispo de Roma señala que la economía no elimina el papel de los Estados y tiene necesidad de «leyes justas».
El Pontífice exige que las «finanzas, después de su mal uso, que han dañado la economía real» regresen a ser un instrumento orientado al desarrollo.
Benedicto XVI pide una «urgente» reforma de la ONU y de la arquitectura económica y financiera internacional.
«Urge la presencia de una verdadera autoridad política mundial que se atenga de manera coherente a los principios de subsidiariedad y de solidaridad», escribe.
También trata el tema del medio ambiente y afirma que las sociedades tecnológicamente avanzadas «pueden y deben disminuir» sus propias necesidades energéticas y deben avanzar la investigación sobre energía alternativas.
El nuevo documento del Papa Ratzinger retoma los temas sociales contenidos en las encíclicas «Populorum progressio», de 1967, escrita por Pablo VI, y «Sollicitudo rei socialis», sobre la misma temática, escrita por Juan Pablo II en 1988.
La encíclica (carta solemne que dirige el Papa a los obispos y fieles católicos del mundo), fue firmada por el Pontífice el pasado 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, los patrones de la Iglesia de Roma, está dividida en seis partes y consta de 136 páginas.
El texto comienza afirmando que «La caridad en la verdad, de la que Jesús se ha hecho testigo, es la principal fuerza propulsora para el verdadero desarrollo de cada persona y de la humanidad entera».
Las seis partes del texto son «El mensaje de la Populorum Progressio», «Desarrollo humano en nuestro tiempo», «Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil», «Desarrollo de los pueblos, derechos, deberes y ambiente», «La colaboración de la familia humana» y «Desarrollo de los pueblos y de la técnica».
La encíclica la presentaron los cardenales Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum» (que se encarga de distribuir la caridad del Papa), el arzobispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, y el economista Stefano Zamagni, de la Universidad de Bolonia (Italia).
El Papa Ratzinger ya ha escrito otras dos encíclicas, Deus caritas est (Dios es amor), de 2006, y Spe salvi
Pues...muy bién ..ahora A PONERLO EN PRÁCTICA ...que ya vá siendo hora de tanta carta y poco "curro "
ResponderEliminarPrefiro no hablar más ...después todo se sabe
Un abrazo
ArcoIris