domingo, 19 de julio de 2009

Una fuente de vida


Yo he visto hombres ser usados poderosamente por el Espíritu, y que luego han sido puestos fuera de uso por Dios. El Señor les dijo, “Lo siento, hijo – te amo, te perdono, y mi misericordia está contigo. Pero no puedo usarte.” Para mí, esta es una de las cosas más espantosas que puedan suceder. Pero le sucedió a Saúl, el rey de Israel. “Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has actuado; si hubieras guardado el mandamiento que Jehová tu Dios te había ordenado, Jehová habría confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino no será duradero…” (1 Samuel 13:13-14).

Qué palabras tristes. Dios le dijo al rey, “Saúl, tú pudiste tener mi bendición en tu vida continuamente. Ya tenía grandes planes para ti, planes de usarte poderosamente. Pero tú no trataste con tu pecado. Te volviste amargo y duro de corazón.” Desde aquél momento, Saúl ya no fue de uso para el reino.

Así es como todo termina cuando usted continúa en pecado. Usted se vuelve absolutamente estéril y sin fruto.

La Palabra declara que el temor de Dios es una fuente de vida (ver proverbios 14:27). En el mismo verso leemos que este temor nos ayuda a evitar los lazos de la muerte. En Proverbios 3:7 leemos, “…Teme a Jehová y apártate del mal.” Y en Hebreos 12:28 se nos instruye a “servir a Dios, agradándole con temor y reverencia.” Aquellos que desean caminar en el temor de Dios, pronto serán llevados a la completa revelación de las promesas y provisiones que Dios ha hecho disponibles para nosotros.

Tal vez Dios está tratando con usted acerca de su pecado ahora mismo. Él le ha lanzado sus flechas de convicción a su corazón, y usted se está sintiendo culpable por su pecado. ¡No entre en pánico! Ese es regalo de Dios. Él está plantando su divino poder en usted, enseñándole que “Sólo a través de mi temor santo te apartarás del pecado.”

Una vez que usted se sienta culpable de la gran pecaminosidad de su pecado, usted estará listo para el fortalecimiento del Espíritu Santo. El libro de los Hechos nos dice, “Entonces las iglesias tenían paz por todo Judea, Galilea y Samaria; eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo” (Hechos 9:31). ¿Ve usted el punto que quiere hacer el escritor aquí? Cuando estos Cristianos del primer siglo caminaron en el temor del Señor, ellos recibieron el fortalecimiento del Espíritu Santo.

Pero, ¿qué significa exactamente andar en el temor del Señor? En corto, significa que usted se mantenga acordándose de las advertencias de Dios. Y significa permitir al Espíritu Santo que saque sus pecados a la luz para que usted los reconozca y los aparte lejos de usted. Al hacer esto, él estará poniendo los cimientos para cumplirle a usted cada una de las promesas de Dios.


David Wilkerson

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