martes, 15 de diciembre de 2009

Por qué a mí?



“Todos nos enfrentamos con innumerables oportunidades brillantemente disfrazadas como situaciones imposibles” (Charles Swindoll)
Uno de los personajes esenciales de la primera Navidad fue José, el esposo de María. En Mateo 1:18 dice que todo aconteció “estando desposada María su madre con José”, lo cual implica que estaban tan comprometidos como quienes contraen matrimonio en la actualidad a pesar de que aún no convivían bajo el mismo techo. Para terminar con este compromiso era necesario un divorcio porque la pareja era considerada legalmente “esposo y esposa”.
“José, su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente” (Mateo 1:19)
Cuando Judá supo que su nuera Tamar, viuda de su hijo Er, estaba embarazada, pensando que había cometido adulterio dijo: “Sacadla, y sea quemada” (Génesis 38:24). Pero José, ante una noticia tan mala y preocupante para él como el embarazo de María, tuvo una reacción muy diferente…
Dice John Mac Arthur al respecto: “El apedreamiento era el castigo legal para este tipo de adulterio (Deuteronomio 22:23, 24). La rectitud de José significa que él fue misericordioso. El no intentó hacer de María un ejemplo público”
Su condición de “justo” o “recto y obediente a la ley de Dios”, no lo transformaba en un legalista sin misericordia. En otra versión de la Biblia (NVI), leemos que: “Como José su esposo, era hombre justo y no quería exponerla a vergüenza pública, resolvió divorciarse de ella en secreto” (Mateo 1:19)
El divorcio que estaba pensando José era presentarse ante María con dos testigos para entregarle una carta de repudio, y de esta manera dejar zanjada la ofensa. Hacerlo de esta manera demostraba un alto grado de misericordia hacia María.
“¿Por qué me sucede esto a mí?” habrá pensado José en esos días. Todas las decisiones que pudiera tomar lo dejarían mal parado delante de su comunidad o su conciencia… Era difícil estar en las sandalias de aquel carpintero de Nazaret…
“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es” (Mateo 1:20)
El ángel, como hiciera con Zacarías y María al darle sus respectivos anuncios, le dijo a José “No temas”, que en otras palabras significa “no huyas”. La responsabilidad que había asumido al comprometerse con María tenía un propósito más alto designado por Dios aunque él no pudiera comprenderlo. El ángel le brindó una explicación detallada de los hechos y fundamentos de lo que estaba viviendo al decirle entre otras cosas…
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21)
Las profecías acerca de un Mesías prometido se estaban cumpliendo delante de sus ojos y él era llamado a ser parte del Gran Plan de Dios. José, humildemente entendió e “hizo como el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer” (Mateo 1:24)
“¿Por qué a mi?” o, “¿Para qué Señor?”... Cuando José comprendió el “para que” lo oscuro se hizo claro, lo difícil se hizo fácil y obedecer no fue una carga sino una bendición…
Recordemos: No entender lo que nos sucede no significa que Dios no tenga un Plan…
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