viernes, 6 de noviembre de 2009

Los curas y el celibato




Aunque nunca he robado, hubiera sido capaz de robar si tuviera hambre… y algún cura no es más que un hombre con hambre, con otra clase de hambre pero con hambre y lo que les hace más peligrosos es que teniendo hambre, tienen abundancia y variación de comida a su alrededor…
El Nuevo Testamento no tiene nada de puritano. Jesús no despotrica contra el sexo, la mujer y el matrimonio. Al contrario, preside bodas, bendice a los niños y a sus madres, habla elogiosamente de esposos, novios, novias; actúa rodeado de mujeres, protege a las adulteras y prostitutas, escoge a sus apóstoles casados y acérrimos defensores del divorcio fácil, por cualquier causa, y nombra a dedo a su sucesor que no es célibe. Y San Pablo ordena que los obispos y presbíteros sean maridos de una sola mujer.
La ley del celibato no tiene base bíblica alguna, se opone abiertamente al Apóstol que quería que fueran casados los obispos y sacerdotes. Ha sido siempre muy contestada y masivamente desobedecida. Creo que pronto desaparecerá, probablemente en el próximo gran concilio que será el inicio de la gran perestroika que necesita la iglesia católica. Si no cambia, hacia el subdesarrollo. Su futuro esta en los pueblos y personas subdesarrolladas. El mundo laboral, intelectual y científico esta fuera de la iglesia, y no es precisamente por el materialismo, sino porque su mensaje no llega a ellos.
La Iglesia debería hacer una reconversión teológica y estructural. La Iglesia Católica ha logrado convertir leyendas, mitos, símbolos, utopías… en verdades dogmáticas. Su estructura es medieval y tridentina y así no se puede dialogar con el mundo moderno, que es democrático, plural, tolerante, libre… La Iglesia católica sigue siendo una monarquía absoluta, y eso hace muy difícil su reconversión.
Yo nunca comería en la mesa del cocinero que se negase a comer sus propios alimentos.

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