jueves, 2 de diciembre de 2010

Segundo Lopez; otro defensor de Queiruga que se puede quedar al desnudo sin moral ni juicio justo

El señor Segundo Lopez, Quien fue director del seminario de Mondoñedo y ahora profesor del instituto teológico compostelano también se nos descuelga como avalista de Torres Queiruga. En el video que podran ver a continuación Segundo López comienza alabando la gran obra de Queiruga…
Yo al contrario que D. Segundo Lopez pienso que el teólogo gallego es un hereje absoluto, pero ese pensamiento mío no vale nada. Parece que el susodicho está siendo objeto de estudio sobre su ortodoxia que no soy yo solo quien lo pone en duda.
Y el señor Queiruga afirma en el video que Dios no castiga y que todo el mundo se va a salvar porque todos tenemos una parte buena y una mala. Que no olvide el señor Queiruga que Dios Reprende a sus hijos y que la final habrá un juicio. Dios es misericordia, pero tambien es justicia

Nuestros Obispos gallegos no deben de olvidar que defender la verdad es también un servicio de primer orden al alma del propio implicado.
Bastaría con que uno de nuestros obispos diera el paso adelante, sin temor incluso a enfrentarse a quienes miran para otro lado. El bien de los fieles está por encima de diplomacias episcopales. Pero de no ser ellos, que lo haga la Santa Sede.


para estos dos Teólogos:

"Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar, pues aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor ni desmayes cuando eres reprendido por Él, porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero este para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados. Por eso, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas, y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado" (Hebreos 12: 3 -13).
De acuerdo con el autor inspirado del libro de Hebreos, nuestro Padre celestial disciplina a sus hijos. Si no fuéramos disciplinados por Dios, esto indicaría que no somos sus hijos. Por lo tanto necesitamos estar advertidos y ser sensibles a la disciplina. Algunos que dicen ser cristianos sólo se enfocan en las bendiciones y la bondad de Dios, interpretando todas las circunstancias negativas como ataques del Diablo sin ningún propósito divino. Esto puede ser un gran error si Dios está tratando de traerlos al arrepentimiento por medio de su disciplina.
Continua diciendo el señor Queiruga que todo el mundo se va a salvar porque todo el mundo tiene una parte buena y otra mala y que dios va a mirar la parte nueva, pero que no se olvide el señor Queiruga que El arrepentimiento no consiste sólo en sentirse triste por las acciones pecaminosas. Para que haya verdadero arrepentimiento, debe uno volverse del pecado. En Lucas 16:19-31 observamos que el hombre rico en el infierno clamaba que el tuvieran lástima. Estaba profundamente triste, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. Quienes no se arrepienten ahora algún día llorarán y se lamentarán (Mateo 13:42,50; Lucas 13,28). Llegará el día cuando clamarán a las rocas y las montañas que los cubran para esconderlos del juicio divino (Apocalipsis 6: 16-17) porque no estuvieron dispuestos a volverse de sus pecados. La tristeza sin un genuino cambio de voluntad y corazón sólo conduce a la desesperación. Pero el arrepentimiento verdadero, o la tristeza piadosa que conduce a la salvación (2 Corintios 7:10), envuelve un cambio de voluntad y corazón. El arrepentimiento verdadero abre de par en par las puertas de la misericordia y el perdón divinos.
Desde el momento inicial de la primera predicación evangélica hasta el “Día de la consumación”, los cristianos no podrán perder puntada. Aquí vuelve a insistir en su idea prmigenia –expuesta a los de Tesalonica- de que la consumación final no es algo que vendrá porque sí, bajo del cielo, en absoluta discontinuidad con este esfuerzo que realiza el hombre en los limites de su vida humana.
Para desarrollar esta idea pablo mezcla dos metáforas: “construcción y “siembra”:

“Yo planté Apolo regó, pero ha sido Dios el que ha hecho crecer: y así, lo que cuenta no es el que planta ni el que riega, sino el que hace crecer. Dios.
El que planta y el que riega es lo mismo; eso sí, cada uno recibirá su salario a la medida de su trabajo. Porque somos compañeros de trabajo al sevicio de Dios. Vosotros sois la granja de Dios, la construcción de Dios” (3, 6-9).

No obstante, no crean los corintios que este esfuerzo evangelizador, que tiene mucho que ver con esta realidad mundana evolutiva, basta que se realice con buena voluntad, suficiente para obtener un salario por el esfuerzo realizado. Ni mucho menos. Hace falta “construir” seria y objetivamente. La labor cristiana en el seno de la Historia tiene que producir una realidad final “escatológica”, que sea algo estable.
Se trata de la segunda edición de la humanidad. En el último capítulo de su “carta”, Pablo describirá todo esto con pelos y señales, refiriéndose a la resurrección final, a la “parusía” de Cristo y ala inauguración del reino de Dios.
De todo este trabajo, realizado en el seno de la Historia, Habrá un examen final, o sea cuando la Historia se convierta en reino de Dios. Este examen final es llamado por Pablo el “Día del Señor”. En este examen final se atenderá primariamente a la consistencia objetiva de la obra realizada. Será dice Pablo como el fuego, que, al sobrevenir inesperadamente a algún edificio, pone de manifiesto su solidez:

“ Con la gracia que Dios me ha dado, yo, sabio arquitecto, he echado el cimiento: y otro es el que construye encima. Pero ¡atención a cómo cada cual construye por encima! Cimiento, nadie puede ya poner otro que el puesto: Jesucristo. Y si sobre este cimiento se construye a base de oro, plata, piedras preciosas, madera, heno o caña, la obra de cada uno quedará al descubierto; pues el día del juicio la pondrá en evidencia, porque se manifestará en forma de fuego, y el fuego mismo verificará la calidad de la obra de cada uno. Si la obra construida por uno subsiste, éste recibirá el salario; si la obra de alguno se quema, se quedará sin ella; él, sí se salvará, pero como entre llamas (3, 10-15)


He aquí un cuadro claro. El Señor Queiruga y Señor Segundo, deberían saber que Todo creyente comienza a levantar su edificio sobre Jesucristo, el fundamento, cuando lo recibe como Señor y Salvador. Los materiales para su edificio toman forma de sus actividades, de sus actitudes, preferencias, prioridades, madurez, carnalidad, carácter cristiano o falta del mismo, cosas que hace que afectan a Dios y a él mismo, doctrina, uso de sus finanzas, mayordomía de sus bienes y de su tiempo, palabras, hábitos, motivaciones, calidad de su servicio a sus semejantes etcétera.
La lista parece interminable. Todos los días escogemos materiales y añadimos a la estructura. Pero llegará para nosotros el momento de la inspección. El examen de lo que hemos edificado será tan severo que el apóstol lo compara como con fuego.
Toda construcción inútil, descuidada, desemejante a Cristo, egoísta y carnal será rápidamente consumida. Algunos creyentes hacen uso tal de sus vidas, que cuando sus obras sean probadas, nada quedará. Sus obras serán sin recompensa. Será como si nunca hubiesen edificado sobre su salvación. Otros experimentaran pérdida pero hallarán que el fuego es impotente para consumir lo que permanece de auténticas obras. Esos serán recompensados. ¡Y qué mejor recompensa que saber que edificamos sabiamente sobre el fundamento que nuestro bendito Señor proveyó para nosotros a costa de su propia vida!
A decir verdad, toda porción de las Sagradas Escrituras que explica cómo desea Dios que viva el creyente, formará parte de la evidencia cuando comparezcamos ante el tribunal de Cristo. Así lo indican pasajes tales como Colosenses3, Romanos 14y 1 Corintios 4:1-5. Y es probable que nos preguntemos: ¿Y esto, dónde me coloca a mí? ¿qué debiera hacer yo?.

En primer lugar, no debe sorprendernos que una tan costosa salvación confiada en manos del hombre exija hacer cuentas. Leamos las parábolas del Señor y pensemos en ellas.¿cuántas de ellas se refieren a siervos a quienes se les encomendaron responsabilidades, y eventualmente se presentaron al Señor para rendir cuentas? Debemos plantearnos la siguiente pregunta: Esta reseña escritural del tribunal de Cristo, ¿ nos hace más conscientes de nuestra responsabilidad por haber recibido una salvación tan grande?
En segundo lugar, se infiere claramente de las Sagradas Escrituras, que el creyente que tiene clara conciencia del futuro tribunal de Cristo, puede efectuar cambios en las prioridades de su vida, que harán que el “examen” le sea más favorable. Por ejemplo, consideremos cuidadosamente el mensaje en Corintios 11: 31,32: “Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; más siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.
Podemos examinar nuestras vidas en preparación para el futuro juicio. Podemos cambiar actitudes, revisar motivaciones, y dirigir nuestras energías hacia las cosas que importan mucho a los ojos de Dios. Y sobre todas las cosas, podemos permanecer abiertos al Espíritu Santo, que nos guiara a una vida de servicio fructífera y espiritual.
En una palabra señor Queiruga, no basta la “buena intención”. Es necesaria la eficacia objetiva: Si al final de la Historia todos los “constructores” hubieran sido únicamente hombres de buena fe, pero objetivamente equivocados, la Historia nunca se convertiría en reino de Dios. El hecho de que el “constructor” de caña o de heno se le “salve” personalmente, teniendo en cuente su “buena fe”, no quiere decir que él haya contribuido a la madurez parusíaca del acontecer evolutivo de la humanidad en el mundo.
Desgraciadamente, una cierta “moral” cristiana, de ámbito casi puramente intimista, ha subrayado tanto la supremacía de la buena intención, que ha hecho posible el que los cristianos no se preocupen por la eficacia objetiva de los acontecimientos que van tejiendo la trama de la Historia, y que sólo hayan dedicado a examinar su propia “buena fe”. Esto ha hecho posible la monstruosidad de la convivencia pacífica de una Iglesia espiritualista con las más duras estructuras opresivas y represivas: al cristiano le basta con la “buena intención”: ¡allá los que se dedican a la cosa pública!
En una palabra: según esta concepción, el cristiano es en cierto sentido responsable de la marcha del contexto cósmico, del que ha emergido y en el que se desenvuelve la vida:

“Todo es vuestro: Pablo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro. Todo es vuestro. Eso sí, vosotros sois de Cristo; y Cristo de Dios” (3,21-23)
Así pues la vida contemplativa y de oración no puede nunca ser un pretexto para estar completamente desinformado de la realidad histórica que rodea al contemplativo y al orante.

1 comentario:

  1. Estos son el producto del Vaticano, toda la vida borrachos con historietas, humanizacion, vendidos al mejor postor, y con un desconocimiento total de la Palabra de Dios, pero abundan en sinodos, directivas, y cuanta basura, filosofia barata, y paganismo genera Roma.

    La Palabra de Dios solo se aprende leyendola en oracion del Genesis al Apocalipsis toda la vida. Te lo digo por experiencia propia, asi me la leo yo, y hace ya como 4 años deje de contar, y ya habia pasado la lectura de 32 veces de tapa a tapa.

    No es "Religion: sino "Relacion", y estos no son mas que esos: religiosos. No tienen relacion con Dios, sino que son solo parte de un aparato religioso.

    Si Dios no castigara para empezar no estuvieran los dos tan feos, calvos, sin pelos y pellejudos; es decir, no perecerian.

    Saludos,

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