miércoles, 17 de junio de 2009

Las falsas doctrinas de Torres Queiruga




«No solamente la resurrección no es un milagro, sino que ni siquiera es un acontecimiento empírico. Y la fe en la resurrección no depende del hecho de que se acepte o rechace la realidad histórica del sepulcro vacío». Así dice la frase de portada que comenta el texto de Andrés Torres Queiruga, La risurrezione senza miracolo, recientemente traducido al italiano. Para el Torres queiruga «los discípulos no vieron con sus ojos al Resucitado ni lo tocaron con sus manos, porque esto era imposible estando él fuera del alcance de sus sentidos»«Si el Resucitado fuera tangible o comiera, necesariamente estaría limitado por las leyes del espacio, es decir, no habría resucitado. Y lo mismo sucedería si fuera visible»


Ay de quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del mar’ (Mt 18, 6; cf 1 Co 8, 10-13). El escándalo es grave cuando es causado por quienes, por naturaleza o por función, están obligados a enseñar y educar a otros. Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos disfrazados de corderos (cf Mt 7, 15).

Lo contrario a la fe, es el fatalismo. El fatalismo no es una filosofía peculiar que surgiera en un momento dado en algún rincón del mundo. El fatalismo es la actitud predominante de la mayor parte de la gente, la mayoría de las veces se expresa en afirmaciones como “No hay nada que hacer” “No se puede cambiar el mundo” “No hay esperanza” estas son las formas de expresarse la gente que no cree realmente en el poder de Dios, la gente que no cree realmente lo que Dios prometió.
Allí donde la atmósfera generalizada de fatalismo era reemplazada por una atmósfera de fe, comenzaba a producirse lo imposible. En Nazaret, la ciudad De Jesús, había una general falta de fe y por eso no es de extrañar que no hubiera allí curaciones “prodigiosas”
He escuchado decir a varios curas “Católicos” en algunas predicaciones que la separación del Mar Rojo era como la historia del “capitán trueno” y que esto no fue un milagro sino que fue sencillamente la influencia de las mareas y de la luna en aquel momento.
La Biblia no divide los acontecimientos en naturales y sobrenaturales. De uno u otro modo, Dios está detrás de todos los acontecimientos. Nada es capaz de resistir su poder; ni hombres ni elementos cósmicos. Aunque por lo que respeta a los primeros no interfiere de modo alguno sus voluntades.
La presencia pues de Dios, en la nube, en el fuego y en el mar, puestas a su servicio en conexión con las plagas, que mostraban su dominio sobre todos los elementos naturales, revela su pleno dominio. No hay nada por encima de Dios “Por la Palabra del Señor fueron hechos los cielos, y todo el ejercito de ellos por el ejercito de su boca. El junta cómo montón de aguas el mar; El pone en depósitos los abismos(Sal 33:6).
La historia de los hombres entrelazada con la naturaleza, proclama que Dios es Señor de Todo.
En el fondo, el esfuerzo del enemigo, del demonio consiste en convencernos de que somos nosotros los que nos tenemos que salvar, que debemos tranquilizar nuestra conciencia y liberarnos del sentido de culpa con la ayuda sicológica. Como si el Señor nos salvara en la medida de nuestra actividad.
Pablo sufrió mucho al ver que la sana doctrina tardaba en ser acogida porque eran muchos los enemigos de la Cruz de Cristo. Y aún hoy en día muchos quieren ser maestros de la ley sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman (1Tm 1,7).
Estos cristianos impíos sustituyeron el poder de la Cruz por las prácticas humanas, haciendo de Dios un instrumento para su éxito personal, para su propia afirmación.
“Apártate de ellos” le dice Pablo a Timoteo repitiendo la advertencia de Jesús en (Mt 7,15) “Tened cuidado con los falsos profetas: vienen disfrazados de ovejas pero son lobos rapaces”
En la carta a los romanos Pablo expresa el vicio de los paganos, (Rom 1:29-31) mientras que en la carta a Timoteo habla de los vicios de estos cristianos. Y en la primera parte del capítulo tres de la segunda carta a Timoteo nos dice cuales son los vicios de estos cristianos: son hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos… y manda evitarlos porque se meten en los hogares y llevan cautivas a las mujeres cargadas de pecados, arrastradas por diversas concupiscencias.
Estas siempre están aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Mientras estos hombres no llegan muy lejos porque su insensatez será manifiesta a todos.
José Carlos Enríquez Díaz

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