Estimados amigos: hoy me ha llegado otra carta de Roma a la bandeja de mi correo electrónico mostrando su apoyo y solidaridad conmigo firmada por Emérito .
Emérito me dice que es un funcionario da FAO, Food and Agriculture Organization, de la ONU, que estuvo destinado en muchos países y convivio con comunidades cristianas de base y misioneros. Es laico pero católico de corazón. Tiene poca formación teológica a pesar de que es una persona muy formada, ingeniero agrónomo y economista, Y con mucha relación con personas de distintas religiones. Ahora está en la oficina de Roma. Viaja mucho a Ginebra y a Nueva York... su esposa es muy afín al Opus Dei.
Todo lo que sigue es de él:
Estimado José Carlos: en estos tiempos turbulentos, de retroceso de libertades y silencios causados por la crisis económica que amedrenta a la gente, resulta un alivio contemplar que aún haya personas dispuestas a luchar y a pregonar porqué luchan.
Me refiero e tu batalla contra una nulidad matrimonial forzada, forjada por mentes llenas de malicia, hecha sobre complicidades que incitan a sospechar de una cofradía siniestra: la de los curas que olvidan en la vida cotidiana el sacerdocio, la representación de Cristo ante el pueblo.
No cabe en cabeza humana (honrada) que se pueda anular un matrimonio canónico con el testimonio en contra de quien lo bendijo. Y queda sobre todo la sospecha de algo que puede parecer novelesco:
Un cura y una feligresa cometen el pecado carnal (un solo beso es suficiente) y, encendidos de necesidad, traman la disolución del matrimonio por el medio más vil, el de la mentira.
No es que, acogiéndose a la legislación vigente, se vaya a producir un divorcio, la rotura de un contrato por diferencia entre partes; es que se toca en un sacramento.
En principio, parecería que la mujer en cuestión quisiera seguir en el seno de la Iglesia, lo que la llevaría a pensar en disolver su vínculo desde la misma Iglesia.
Pero los hechos demuestran que esa pobre criatura, quizá enloquecida por los requiebros de su amante (en sentido estricto: quien la amaba), consintió en lo inverosímil: anular un matrimonio canónico para después celebrar matrimonio civil con el cura de sus amores.
Y no nos desviamos de la realidad llamándole cura al novio, pues nunca pidió dispensa; y es de conocimiento público en La Coruña que llegó al altar de la Colegiata para oficiar lo que ya quedaba fuera de sus posibilidades.
Es enorme el escándalo que causa el caso en que te has visto envuelto, José Carlos, entre los que todavía tenemos Fe y entendemos que la Iglesia obliga con sus reglas.
Ahora es de esperar que en nuestra Iglesia, Católica, Apostólica y Romana, aún queden conciencias claras y temor de Dios; que alguien te escuche y se produzca la vuelta atrás, a la "anulación de la nulidad", frase que, por contener dos negaciones, conduce a una reafirmación.
Si eso se produjese -y al Espíritu Santo pedimos que ilumine las mentes-, nos encontraríamos ante un caso de bigamia (de la mujer) y de suplantación de funciones (del cura amante).
Quizá tanto escándalo asuste a la jerarquía; pero, por mucho que la asuste, no la ha de asustar más que los infinitos casos de pederastia y homosexualidad que se van descubriendo entre el clero católico en todo el mundo.
Siento tener que decir -por lo que te duela, José Carlos- que, por lo menos, se trata de un caso de "sexo consentido entre adultos", como explicitan diferentes leyes mundo adelante; y que el "sexo" (la comisión de actos sexuales) era entre hembra y varón.
Tampoco se les vaya a disculpar por eso a los amantes casados ante un juez, pues ambos quebraron promesas y votos, mintieron para satisfacer su amor.
Con mis deseos de que el Señor te ilumine por los laberintos en que te hicieron entrar,
Cordialmente,
Emérito
Lo que le espera al mundo Jose, a todos.
ResponderEliminarJesus dijo que vendria como ladron en la noche, mientras se casan y comen, y se regocijan en la carne.