La causa de Juan Pablo II no se ha bloqueado y está en la fase del estudio de sus milagros

El postulador desmiente a cierta prensa que asegura que el la causa de beatificación del Papa polaco se ha detenido.

Será que la iglesia católica aun tiene el cinismo de canonizar a Juan Pablo II después de saberse que protegió a pederastas, entre ellos al cardenal Maciel de Mexico. Será correcto que las personas lleguen a prenderle velas e hincarse ante la imagen de este encubridor de pederastas. El catolicismo y su figura emblemática JP II están atravesando momentos muy delicados para la supervivencia del prestigio de su iglesia. Muy mal ejemplo le están dando a las nuevas generaciones, quienes sin duda optaran en el futuro por una iglesia mas confiable, menos maleada. Hasta los colegios católicos verán reducido su cupo porque inscribir a los hijos allí es todo un riesgo a correr.

Quizás lo que más ha sorprendido y más duele no es que Marcial Maciel -y otros sacerdotes- haya abusado de menores, sino que la Iglesia lo sabía y lo encubrió. La Iglesia estaba al tanto de todo y lo negó. Permitió que él y otros continuaran abusando, molestando, violando, saltando de parroquia en parroquia, de estado en estado, de país en país. A pesar de la primera visitación papal a la Legión para investigar los presuntos abusos sexuales de Maciel en 1956. A pesar de los reclamos reiterados de sus víctimas a lo largo de los años.
La Iglesia le ha fallado a sus víctimas y no logra entender el clamor legítimo de quienes han sido acariciados, masturbados, violados. Y tanto el Vaticano como los Legionarios de Cristo no pueden seguir eludiendo o minimizando todo lo ocurrido, que no termina con la muerte de Maciel: otros párrocos culpables deben ser procesados y encarcelados. Si hay una denuncia sustancial contra un sacerdote que involucre el abuso sexual de un menor, ese sacerdote debe ser removido permanentemente de su puesto. Porque dentro de la Iglesia hay, sin duda, muchos hombres y mujeres de bien. Pero los pecados de un grupo y la reacción deplorable de la burocracia católica han ensuciado la reputación de toda la institución católica.