martes, 19 de octubre de 2010

Los frutos del celibato



“El dolor era tan intenso que me impedía andar con normalidad. Tampoco me podía sentar. Tenía cuatro, cinco años, y me dolía la zona lumbar, pero no me creían. A un niño tan pequeño no le duele esa parte del cuerpo. Nunca lo conté. El capellán me dijo que mi padre me haría lo mismo si se lo decía.”

Es sólo uno de los muchos testimonios de víctimas recogidos por la comisión que investigó en Bélgica los abusos sexuales en la Iglesia Católica contra niños durante décadas. En este caso, un niño al que violaba el capellán con frecuencia. Pero hay también masturbaciones, sexo oral, sado y hasta un director de colegio sospechoso de hacer ‘reconocimientos ginecológicos’ a sus alumnas. Todo muy snuff, pero no es una película, es todo cierto.

El Papa debió de leer el informe de la comisión, y ahora se dice horrorizado. Pero también es compasivo, y defiende que los pederastas son enfermos, y que hay que protegerlos, ayudarlos y curarlos.

Se dedican a justificar minimimizando sus aberraciones y se permiten comparar a los ateos con los nazis. Creo que es demencia senil, pero no personal del papa por su edad, sino de la institucion con dos mil años a sus espaldas.
Proximo a las aberraciones de los nazis estan las proclamas a las cruzadas y el exterminio de otras religiones. Para hacer eso hay que ser creyente y pensar que estas hecho a imagen y semejanza de Dios. Para abusar de un menor solo hay que desconocer que somos seres sexuales, condenar la sexualidad ordenada entre adultos e imponer el celibato. Estas ideas se vienen contagiando a la humaniadad desde hace siglos y desde entonces observamos los mismos enfermizos resultados.
Le sugiero al Ratzinger-Z, que para ayudar a sus pobrecitos clérigos a superar su “enfermedad”, les introduzca una corona de espinas por el culo por cada víctima de su horrible “mal”.

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