domingo, 31 de octubre de 2010

Y los suyos le llaman Vicario de Cristo...


José Ignacio Fernández Rodríguez
Domingo 31 de octubre de 2010
LA Voz de Galicia
Estimado Sr. Director: Soy gallego. Montañero. He viajado mucho por casi todo el mundo por motivos de trabajo. He visto verdaderos horrores y también maravillas naturales,. Pero cada vez que salgo a hacer una excursión por mi tierra, Galicia, me conmuevo profundamente. Ello no obsta para que, aunque leo y hablo con fluidez varios idiomas, cuando veo algo en gallego mi reflejo inicial sea no leerlo. Por la rigidez del Gallego "normativizado". Por culpa de esa... repulsión estuve a punto de perderme la emotiva carta que Doña María Francisca Rodríguez Cabanas, de Ferrol, le dirigió ayer, sábado, en un gallego que me recordó el que oía hablar a mis padres a veces. Pero no fue eso lo que me emocionó, sino la sencillez y dulzura con la que desenmascaró la falsedad que rodea las actividades de la Iglesia, en general, y la próxima visita del Papa a Galicia, en particular. Es cierto que no hace falta cambiar de canal en la televisión para trasladarse a lugares exóticos, donde la negritud padece los horrores de la ausencia de medios para poder sobrevivir. Sin preocuparnos del color de la piel del pobre, lo podemos ver mucho más cerca, en España, en Galicia, en cada una de nuestras grandes o pequeñas ciudades. Pero eso, a los Obispos, al Sr. Rouco Varela (ahora Cardenal), al Sr. Ratzinger, con sus tiaras doradas, sus costosísimos anillos y sus grandes crucifijos, esa pobreza les importa... nada. Si acaso, sueltan un bla, bla, bla para que nos ocupemos de los pobres, si queremos, claro, porque son muy molestos. Aparte de que, si esa gente no tuviera tanto poder, estarían en la cárcel, sí, en la cárcel, entre otras cosas por complicidad necesaria y por encubrir a pederastas. Y el Sr. Ratzinger el primero, por prevaricación -como mínimo- porque antes de ser Papa era el encargado de recibir las denuncias de, llamémosles, las "malas prácticas" de los "empleados" de su "multinacional", y en lugar de pedir cuentas a sus "empleados" pederastas ordenaba barrer las cosas para "debajo de la alfombra". Si creyesen realmente en Jesús tendrían que estar aterrorizados por su falta de Caridad Cristiana. Por el mal uso que han estado haciendo del nombre de Jesús no creo que les perdone cuando les toque presentarse ante Él. Pero no tienen remedio: han estado haciendo lo mismo a lo largo de los últimos veinte siglos. Si acaso, solamente se salvarían los primeros apóstoles. A partir de ahí, comenzaron a preocuparse sólo de acumular poder y riquezas. Y a los demás, que les dén. Políticos e Iglesia forman una simbiosis para medrar. Salvo un puñaíto de honrosas excepciones. Ante las que yo me inclino humildemente.

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