Con los muertos no vale el duelo, pues no se pueden defender. Y similar debe de ser el comportamiento con los medio muertos o semivivos. Mejor, dejarles apagarse y que les juzgue quien les tiene que juzgar. Este es el pensamiento que me viene analizando las barbaridades de Torres Queiruga que has ido aireando en el blog. Todas ellas no añaden mucho al perfil del personaje: es el fin de una etapa muy desagradable en la Iglesia: la crisis del postconcilio. Será en el futuro una etapa que habrá que exprimir con calma para ir recogiendo el florilegio más abigarrado de la estupidez humana, a donde nos ha llevado la falta de fe.
Dejemos pues en paz a Torres Queiruga, pues no vale la pena agitarlo. A quien tenemos que pedir explicaciones es a toda una caterva de bufones que lo han encumbrado donde ni por derecho ni por méritos debería haber llegado. Ellos son los responsables del mal ejemplo, de la difusión indiscriminada de las payasadas pseudo teológicas. Especialmente, habrá que ir espurgando las editoriales -¿católicas?-que han permitido la publicación de toda esa melaza gris y viscosa. La editorial Galaxia y la revista Grial tendrán que irse aclarando ellas mismas, y tienen que hacerlo pronto, porque está a punto de hacerse la luz. Y ya es público que la luz va a venir de parte de ese Magisterio episcopal o romano, que es el único que defiende la fe de los débiles, esa fe que Torres Queiruga ha demostrado tantas veces despreciar.
Dejemos pues en paz a Torres Queiruga, pues no vale la pena agitarlo. A quien tenemos que pedir explicaciones es a toda una caterva de bufones que lo han encumbrado donde ni por derecho ni por méritos debería haber llegado. Ellos son los responsables del mal ejemplo, de la difusión indiscriminada de las payasadas pseudo teológicas. Especialmente, habrá que ir espurgando las editoriales -¿católicas?-que han permitido la publicación de toda esa melaza gris y viscosa. La editorial Galaxia y la revista Grial tendrán que irse aclarando ellas mismas, y tienen que hacerlo pronto, porque está a punto de hacerse la luz. Y ya es público que la luz va a venir de parte de ese Magisterio episcopal o romano, que es el único que defiende la fe de los débiles, esa fe que Torres Queiruga ha demostrado tantas veces despreciar.
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