sábado, 13 de noviembre de 2010

La hipocresía de la prensa


En la época de la informática el homo-sapiens ha encontrado en la prensa la manera de canalizar sus victorias, angustias, pero sin dudas, también sus erratas y mentiras. La manipulación esta a la orden del día, y unos y otros batallan por ver cómo allegan capital ($) envilecido para sustentar su santuario periodístico y sus vidas de farabusteadores de almas. Si una compañía quiere venderte chorizos de mamífero artiodáctilo, al dia siguiente en primera plana verás un artículo científico, avalado por el experto más reconocido en la materia, donde te habla y expone teoréticamente las ventajas nutritivas y moleculares del puerco, asi como su capacidad para haceros bajar de peso. En su presentación, este admirado y respetado hombre de ciencias, mostrará su patriada y conmiseración hacia su prójimo hasta llegar a conrear vuestro cerebro. Si un partido político quiere emancipar las conciencias de sus seguidores, abre su arca monetaria y paga hasta la médula para propagar su veneno de beneficencia, sin mesura y con un mejunje inentendible como cuando un jurisprudente decide crear una ley y la expone artificialmente en un laberinto de conceptos y gran volumen de papiro aristocrático. No importa, su fin es lograr sus objetivos al precio que sea, aunque tengan que aceptar que Charles Darwin fue un cura pionero. Si quieren crear una súper-estrella, ahí verás publicada su historia, tan santa como la más pura sin patituertas-andanzas. Si muere una princesa como Diana, el mundo se para y las estrellas terrenales dejan de girar, mueven a las masas mundanas, la prensa no se detiene, la noticia dura semanas; pero si la Madre Teresa de Calcuta nos deja, dos días más tarde ya su historia es añeja y lo que hizo nunca atrajo tanta tinta para ser reflejada en los anales diarios de la faranduleada prensa. Nos bombardean con anuncios, mensajes, avalancha de consejos, y amores consentidos. No hay escrúpulos para tanta mentira y discurso manipulativo. Si necesitan subyugarnos se hacen ciegos frente al terror para después hacernos llorar y movernos a dar una respuesta a la altura de la eleuteromanía. Ni hay vergüenza ni sentido consciente del pozo virulento que cavan contra sí mismos. ¡Adelante, no os preocupéis, hoy obtendremos nuestro distinguido apellido!
Si tú me lees, te digo: no cierres tus ojos cada día sin indagar primero sobre el Creador de los siglos; y cuando quieras encontrar una verdad en la prensa, analiza primero todas…las mentiras…y así poder encontrar esa verdad que anda intrínsecamente escondida.
Alejandro Roque

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