jueves, 8 de abril de 2010

Dos años de cárcel para un religioso de 69 años por tocamientos a dos niñas en un colegio vigués


El condenado, que estaba jubilado y colaboraba en secretaría, reconoció los abusos ocurridos en su despacho

Dos años de prisión y el pago de una multa de 4.140 euros. Ésta es la pena que aceptó ayer un religioso de 69 años de edad por realizar tocamientos a dos niñas de 10 y 11 años en el colegio de Vigo en el que colaboraba en labores de secretaría desde su jubilación. Los episodios de abusos ocurrieron hace un año en el despacho que ocupaba el condenado, F.V.T., después de que una de las menores acudiera a junto de él a saludarle y a pedirle golosinas y la otra menor fuese allí, según su padre, a hacer unas fotocopias. El sexagenario, que fue apartado del centro educativo Maristas tras estos hechos, deberá indemnizar a las jóvenes con cantidades que suman 14.000 euros, de los que 12.000 ya fueron consignados por el acusado en el juzgado.El juicio contra este religioso –que perteneció como hermano a la congregación– no se llegó a celebrar tras llegar a un acuerdo su abogada defensora con la fiscal y el letrado de la acusación particular, que representaba a los padres de una de las niñas, que fueron quienes denunciaron los hechos. El acusado asumió la autoría de los tocamientos y fue condenado por dos delitos de abusos sexuales, uno de ellos continuado. Además de la pena de prisión –no ingresará en la cárcel al no superar los dos años– y de multa, no podrá aproximarse ni comunicarse con las víctimas durante un período de cinco años y, además, se le inhabilita para el ejercicio de cualquier profesión u oficio relacionado con la docencia durante un período de seis años. En el apartado de responsabilidad civil, la indemnización total de 14.000 euros impuesta se divide en 6.000 para una de las niñas y en 8.000 para la otra alumna afectada. El pago será asumido en su totalidad por el procesado.


Según la sentencia, una de las menores, que entonces tenía diez años, acudió al despacho del religioso "a saludarle y a pedirle golosinas", momento en el que el sexagenario "con el propósito de obtener una satisfacción sexual, al menos en dos ocasiones le tocó el pecho por encima de la ropa y en una de ellas la barriga por debajo de la camiseta".

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