lunes, 26 de abril de 2010

No discutamos con Dios


Cuántas veces nuestro planeta recibe sacudones en la forma de terremotos, ciclones, aludes o volcanes que en un instante o en pocos minutos convierten lugares hermosos y perfectamente construidos y adornados en ruinas irreconocibles. Son fenómenos que traen destrucción y muerte... Desolación y tristeza... Miseria y enfermedad... Desánimo y falta de iniciativa… y podemos continuar con una larga lista de sentimientos y consecuencias negativas.

Son situaciones que desde nuestro lugar de simples individuos no podemos preveer ni evitar. Quizás lo podríamos hacer desde el conjunto de una nación, un gobierno, una ciudad o un grupo de vecinos organizados, debido a que son fuerzas poderosas que se desatan como consecuencia de una causa específica y afectan mucho espacio a su alrededor.


En Isaías 7:1-2 se produce una situación de agresión contra Jerusalén y el rey Acaz que le producen mucho temor:

•“Aconteció en los días de Acaz,... rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka... rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar. Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo...”
En Isaías 7:4-9 Dios habla palabras de consuelo y seguridad al rey aún cuando este hombre no era perfecto ante los ojos de Dios...

•“Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz... y dile: Guarda, y repósate; no temas ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean... ha acordado maligno consejo contra ti... Jehová el Señor dice así: No subsistirá, ni será...”
En Isaías 7:11-12 Dios le ofrece una solución que Acaz, quizás por una falsa modestia no acepta:

•“Pide para ti una señal de Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto. Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová.”
Como hijos de Dios debemos saber que sufriremos ataques intempestivos. Y como hijos de Dios, podemos estar seguros que El dará soluciones y salidas conforme a Su Palabra y Su Voluntad.

Pero también debemos entender que si Dios nos provee la solución, nuestra conducta debería ser tal que no provocara la declaración que sale de la boca de Dios a través de Isaías:

•“Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios?” (Isaías 7:13)
Dios es paciente y los maestros que pone en nuestro camino también lo serán, pero ello no es motivo para provocar a ira al Señor o disgustarlo con nuestros razonamientos...

•“Por lo demás hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro” (Filipenses 3:1)
•“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó….Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en su razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:18-21
)
Recordemos: No deberíamos discutir con Dios en ninguna circunstancia...

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