EFE
El Vaticano y responsables de la Iglesia Católica en Canadá intentaron mantener en secreto abusos sexuales contra menores cometidos por un religioso canadiense, amigo del papa Juan Pablo II, afirma un documento difundido ayer por la prensa local.
Los medios señalaron que en una carta de febrero de 1993, el ya fallecido obispo canadiense Joseph Windle escribió al entonces nuncio apostólico en el país, reverendo Carlo Curis, que estaba intentando “a toda costa” que no se hiciesen públicos los abusos de monseñor Bernard Prince.
La misiva se conoce después de que fuera presentada esta semana como una posible prueba en una demanda civil de varias víctimas de abusos sexuales contra la diócesis de Pembroke (Ontario).
En la carta, Windle recomendaba que el Vaticano no promoviera a Prince para evitar que las víctimas de los abusos -que estaban dispuestas a no denunciar al religioso por “ser de origen polaco”- abandonasen su silencio.
“Las consecuencias de tal acción serían desastrosas no sólo para la Iglesia canadiense sino también para la Santa Sede”, afirmó.
En 2005, una de las víctimas del padre Prince acudió a la Policía canadiense y denunció al religioso quien, tras abandonar el sacerdocio, en 2008 fue condenado a cuatro años de prisión por abusar sexualmente de 13 menores entre 1964 y 1984, pena que purga actualmente.
Pero antes, Prince había trabajado hasta 2004 en el Vaticano como segundo de la Sociedad Pontifical para la Propagación de la Fe y recibió el título honorífico de monseñor.
Según la prensa canadiense, Prince, que tiene ahora 75 años, era amigo del papa Juan Pablo II y en el momento en el que Windle escribió la carta acababa de ser enviado al Vaticano para ocupar un puesto de responsabilidad. Prince era conocido en Canadá, afirma la prensa, como “el canal al Papa”.
Los medios señalaron que en una carta de febrero de 1993, el ya fallecido obispo canadiense Joseph Windle escribió al entonces nuncio apostólico en el país, reverendo Carlo Curis, que estaba intentando “a toda costa” que no se hiciesen públicos los abusos de monseñor Bernard Prince.
La misiva se conoce después de que fuera presentada esta semana como una posible prueba en una demanda civil de varias víctimas de abusos sexuales contra la diócesis de Pembroke (Ontario).
En la carta, Windle recomendaba que el Vaticano no promoviera a Prince para evitar que las víctimas de los abusos -que estaban dispuestas a no denunciar al religioso por “ser de origen polaco”- abandonasen su silencio.
“Las consecuencias de tal acción serían desastrosas no sólo para la Iglesia canadiense sino también para la Santa Sede”, afirmó.
En 2005, una de las víctimas del padre Prince acudió a la Policía canadiense y denunció al religioso quien, tras abandonar el sacerdocio, en 2008 fue condenado a cuatro años de prisión por abusar sexualmente de 13 menores entre 1964 y 1984, pena que purga actualmente.
Pero antes, Prince había trabajado hasta 2004 en el Vaticano como segundo de la Sociedad Pontifical para la Propagación de la Fe y recibió el título honorífico de monseñor.
Según la prensa canadiense, Prince, que tiene ahora 75 años, era amigo del papa Juan Pablo II y en el momento en el que Windle escribió la carta acababa de ser enviado al Vaticano para ocupar un puesto de responsabilidad. Prince era conocido en Canadá, afirma la prensa, como “el canal al Papa”.
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