lunes, 12 de abril de 2010

El papa todo lo tapa


Isabel Pavon

Cuántas caras puede mostrar al exterior el ser humano!, y una vez descubierta la verdadera, ¡cuánto duele y molesta reconocer que se le ha visto el plumero!.
Para el mundo de jerarcas católicos todo parece jauja. Años y años de abusos conocidos ¡y desconocidos! ¿Qué fe han querido mostrar? ¿Dónde está el miedo y el respeto al poder y la justicia de Dios? Cristianos. Se llaman cristianos de la fe Católico Romana. Ahí los tienen. Intocables. Ni les han metido mano antes y será raro que les metan mano ahora. La buena imagen hay que conservarla. Todavía son muchos los que levantan su lanza a favor de cubrir los delitos, ¡cómo si la humanidad fuese tonta! Hay que quitar importancia a lo ocurrido, expresan. ¿Serían los niños quienes provocaban a los adultos? Porque siempre es bueno que halla niños que culpar. Que les quiten lo bailao, pensarán algunos de los inculpados que aún tienen sus pies sobre la tierra. Los que han muerto están enterrados en lugares de preferencia. ¿Y qué opinarán los abusados? ¿Cuántos años llevan lavándose la mancha imborrable de los recuerdos de aquellos bailes en tan particulares tablaos? ¿Cuántos se han llevado a la tumba sus secretos?

Todo el que se aprovecha de menores es un delincuente, tenga el rango que tenga. ¿Logran las personas no abusadas ponerse en el lugar de tantas criaturas que durante años se han visto obligadas a hacer lo que esos adultos les han pedido que hicieran? ¿Simplemente se escandalizan y al minuto siguiente se olvidan? Si no pueden hacerse una idea y tienen hijos, que intenten simplemente imaginar algo, a ver si pueden dormir de noche. ¿Cómo se puede vivir entre tanta porquería, hablar y aconsejar en nombre de Dios y ser una autoridad religiosa al mismo tiempo? ¡Cuánta ostentación haciendo el mal! ¡Cuánto miedo se le ha ido metiendo a la sociedad si no obedece las órdenes de los que visten sotana! Muchas veces me he preguntado sobre el celibato de los sacerdotes y me mostraba partidaria de su anulación, pues no tiene sentido. Es algo más inventado para castigar lo que es natural entre un hombre y una mujer. Pensaba que estas personas debían sentirse tremendamente solas. Ahora, opinando igual, me doy cuenta que no es el celibato lo que les lleva al abuso de menores, porque hay sacerdotes que buscan mujeres, tema que no se destapa porque es algo entre adultos.

¿Ante quienes se confiesan los abusadores?

¿Quién les perdona los pecados?

¿Cuál es su penitencia?

¿Quién se la impone?

Y sobre todo ¿están arrepentidos?

Son muchas preguntas para un solo artículo, pero lo que está claro es que el Papa todo lo tapa y si algo destapa viene a ser del tamaño de la tapa del bar de la esquina.
Isabel Pavón es escritora y miembro de una Iglesia evangélica en Malaga


No hay comentarios:

Publicar un comentario