viernes, 13 de agosto de 2010

Sobre las Romaxes Gallegas












Me parece que lo de la romaxe viene a ser como la punta de un iceberg. Hay que entrar con prudencia pero sin limitarse a la punta. Es realmente lamentable lo que pueda haber de sacrílego en ese tipo de celebración, pero el problema es más profundo: es lamentable que se use la Santa Misa con fines terrenos, políticos, linguísticos, de protesta, etc. Que se instrumentalce la Santa Misa para desunir y para provocar. Pero el problema más grave es la falta de amor a la Liturgia de la Iglesia y la falta de dignidad del sacerdocio de los que la romaxe no es más que un ejemplo. ¿Qué se puede esperar de una iglesia en la que hasta el delegado de liturgia frivoliza con el Canon? ¿O donde hay tan poca veneración al Sacramento de la Eucaristía? Quizá el carácter político de la romaxe nos impida ver la gravedad del hecho de fondo. O quizá es ese acostumbramiento a la mediocridad del culto lo que provoca la falta de escándalo y de reparación por un hecho de esa magnitud. La romaxe es la consecuencia directa de un clero apaisanado, del desprecio de los medios de la gracia, de la falta de consideración del Sacramento de la Penitencia, del olvido de Cristo, que es quien maltratan especialmente los sacerdotes cuando no tienen fe. Yo no sabría qué aconsejar al Obispo responsable de estos atropellos, porque hace falta mucha prudencia y decision. Muchos católicos son engañados por falsos maestros que la propia Iglesia permite que hagan su labor destructora desde dentro. Es más, quienes se dedican a intentar que se cumpla la enseñanza apostólica, pidiendo que se expulse a los herejes de la comunión eclesial, tienen que ver como se les acusa de ser precisamente los que causan la división.
“Si un reino está dividido contra sí mismo, no puede durar. Y si una casa está dividida contra sí misma, no podrá subsistir” (Mt 3,24-25). La verdad no creo que haga falta dar muchos argumentos para que se comprenda porqué nuestro Señor tenía razón al decir tal cosa. El sentido común nos sirve para entenderlo. El mismo Jesucristo, sabiendo lo que vendría después, oró por la unidad de los cristianos. “Que sean uno, como nosotros somos uno” (Jn 17,22). La historia demostró poco después la necesidad de esa oración.
Quienes gritan en las iglesias que por ser libres no se sujetan a norma alguna, en realidad son los mayores delincuentes del tiempo. No se sujetan a la disciplina de la Iglesia, pero tampoco utilizan la libertad personal para el bien. No saben qué hacer con su libertad. La sacan de la estructura comunitaria y la dilapidan. La libertad se convierte en una serpiente que les devora.

Cristo te ha hecho libre a ti, y a mí, y a todos nosotros. Y te ha puesto en una Iglesia en la que todos somos libres, pero dentro de un orden. Tenemos un trabajo que hacer. Ese trabajo ha de ser programado, tú eres una pieza importante de todo el engranaje, has de funcionar unido a tus hermanos. Si estimas que tienes línea de comunicación y que sólo obedeces lo que crees que El te dice, entonces vete a vivir a las nubes. Si quieres quedarte con nosotros, en la tierra, en esta Iglesia, sujétate a la disciplina de la misma. Porque el uso anárquico de tu libertad inmovilizará todos nuestros proyectos y paralizará la vida de la congregación.











Señores obispos después de esto me dirán que tienen pensado hacer. A ver si nos llevamos la sorpresa de que este año celebra la eucaristía en la romaxe Victorino Pérez Prieto, porque todavía no ha sido suspendido A Divinis... después del escándalo de la colegiata....






2 comentarios:

  1. ¡¡Menudo escándalo!!
    ¿Pero el de la foto no es el Torres Queiruga, el que niega los milagros y la resurrección?
    El otro pájaro parece el que celebraba las misas clandestinas en la colegiata...

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  2. ¿pero puede ser cierto que D. Julian haya participado en semejante trapallada?
    y es por encima consentidor...

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