sábado, 14 de agosto de 2010

¿Qué pretenden los que defienden las doctrinas de Torres Queiruga




Si Jesús no es Dios, si por tanto no resucitó de entre los muertos, no subió a los cielos, no hizo milagros…, si todo son mitificaciones elaboradas por una comunidad impactada por una personalidad fuera de lo común y que no quería perder su recuerdo tras su muerte ignominiosa, ciertamente la Iglesia es un engañabobos.

Entiendo que así lo perciban ateos y agnósticos. Lo que no se comprende es que eso se sostenga desde la misma Iglesia. Porque sin la divinidad de Cristo no tiene el menor sentido nada. ¿Por qué vamos a amar al prójimo y no oprimir al débil? Claro que debemos abortar si el hijo que viene estorba y acabar con el viejo molesto. O quitar a otro lo que posee si lo deseamos y podemos. A lo más habrá que respetar unas reglas de convivencia si hay fuerza para imponerlas para no terminar a tiro limpio como en el ya también lejano en el tiempo Far West. Pero esas leyes no se aman, se acatan si no queda más remedio. Y ya me dirán que regla es de bondad el que la hayan impuesto cincuenta frente a cuarenta y nueve.

Si Dios no existe no hay nada bueno o malo sino lo impuesto por la mayoría o la fuerza del momento. Estamos en el más puro positivismo jurídico o en la ley del más fuerte. Que no pocas veces coinciden.

Esto claro que se puede sostener. Y es lo que defienden muchos aunque no lo digan con tanta claridad. Pero que se afirme por quienes se quieren teólogos o Iglesia no se entiende. Si Cristo no es Dios, ¿por qué darse a los pobres, abrazar el sacerdocio o la vida religiosa, socorrer al necesitado, irse de misionero o a una ONG?

Se cargan la Iglesia y con ella todo lo que dicen defender. No queda nada. Hasta su vida es un puro absurdo. Hacen Teología de la nada y para la nada. Eso los más espabilados. Otros llevan una vida de privaciones y de entrega sin sentido. Porque la única opción inteligente es: a vivir, que son dos días.

¿Por qué vamos a seguir las enseñanzas de un fracasado ajusticiado en una cruz?

Pues eso es lo que se enseña por algunos desde la Iglesia. Y sin que la Iglesia suela protestar
Francisco José De la Cigoña

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