domingo, 15 de agosto de 2010

Entrevista a Torres Queiruga en el Diario de Ferrol


Diario de Ferrol 15/08/2009

Según Torres Queiruga se ha creado un malentendido tremendo, que es pensar que los que trabajan por la renovación tienen menos interes y menos amor por el evangelio y la fe del que tenemos los más ortodoxos. continua diciendo: "hay que aceptar ese pluralismo y dejar las ideas bien e expresadas, con respeto y fundamento, vayan presentandose al publico, porque este es cada vez más critico y sabe discernir y asimilar criticamente lo que le parece mas conveniente al Evangelio como a los nuevos tiempos y a la cultura que estamos viviendo".
Torres Queiruga Afirma que: "EN PAÍSES CON CULTURA TEOLÓGICA SERÍAN IMPENSABELES JUÍCIOS COMO EL MÍO"
Continúa diciendo que lo que han hecho con el libro de Pagola sería imposible en Alemania o en Francia porque la "cultura teólogica" no toleraría esa reacción totalmente injustificada.....
Diario de Ferrol 15/08/2010
Nordesía
Nota: para los que quieran ver la entrevista completa y no tengan oportunidad de adquirir el diario, la entrevista saldrá publicada en la sección digital del diario de Ferrol (apartado Nordesía) la próxima semana.
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Sr. Queiruga:
Hoy en día, podemos afirmar sin lugar a dudas, que vivimos inmersos en una lucha constante entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte. Pero ¿en qué consiste realmente la cultura de la muerte?. Podemos decir que este tipo de culturas, promueven una visión social que considera la muerte de los seres humanos, con cierto favor y se traduce en una serie de actitudes, comportamientos, instituciones y leyes que la favorecen y la provocan.
Juan Pablo II afirmaba, que se está perdiendo el sentido de la sacralizad e intangibilidad de la vida humana. Esto es muy serio, ya que con esto se está generando una pérdida de conciencia social, en la que ya no se cree en el valor inviolable de la vida, convirtiéndose en su dueño absoluto. La pérdida de la conciencia del valor de la vida humana, en cuanto tal, lleva a la pérdida del amor y respeto por todo ser humano. Esta minusvaloración de la dignidad de todo individuo humano, genera sentimientos o actitudes de indiferencia, desprecio o rechazo ante la vida. Se llega incluso ante la promoción de la muerte en la sociedad.
Un signo revelador de la cultura de la muerte, es la absolutización de la libertad individual subjetiva, en dónde se manifiesta una visión de libertad muy individualista, que acaba por ser la libertad de los más fuertes contra los más débiles. Uno de los lemas favoritos de las sociedades Pro-Eutanasia, es la proclama de D. Humphry, que nos dice que la eutanasia, debe ser libre, legal y rara. No se dice que la muerte es un bien, pero sí que cada uno tiene total libertad de recurrir a ella cuando y como lo crea conveniente. Es preocupante esta disponibilidad de la vida, por parte del individuo libre.

La mayoría de los miembros de la sociedad postmoderna, consideran que la vida es un bien, sin embargo, como es un bien intangible, conciben la posibilidad de poder eliminarla en sí o en otro, si esto pareciera conveniente.
Sr Queiruga. El mundo, y en consecuencia nuestra Iglesia inserta en el mundo, se han visto afectados por el secularismo, y más en particular por el llamado “agnosticismo funcional”, descrito como el hecho de vivir, de pensar y de actuar como si Dios no existiera o como si su presencia fuera irrelevante.
Sr Queiruga ¿le llama usted cultura teólogica a negar los milagros y las apariciones del resucitado? .
Su esterilidad espiritual es semejante a la intelectual. Llena de palabras huecas su falta de fe, su falta de nervio cristiano. Son olas espumosas que al llegar a la orilla desaparecen y no dejan nada. Sin embargo, alcanzan el éxito del mundo, que entregado a la falta de compromiso espiritual firme, busca que los hijos de la nada les prediquen el mensaje de la nada. Lo dijo el apóstol san Juan “ellos son del mundo; por eso hablan el lenguaje del mundo y el mundo los escucha. Nosotros, en cambio, somos de Dios; quien conoce a Dios nos escucha a nosotros, quien no es de Dios no nos escucha. Por aquí conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error” (1 Jn 4,5-6. Jn 15,18-27).


El que sean la nada no impide que hagan mucho daño. Su sola presencia en la Iglesia puede llevar a los débiles en la fe a creer que vale todo. Que da igual profesar la fe cristiana en su integridad que hacerlo por partes o incluso no profesarla en absoluto. A la indiferencia sólo puede oponerse la firmeza, la seguridad de un corpus doctrinal asentado, arraigado en la Revelación y en veinte siglos de encarnación de la misma en el pueblo de Dios. El dogma y la defensa de la sana doctrina, que tan mala fama tienen a los ojos del mundo que no quiere verdades sino mentiras edulcoradas y, desgraciadamente, a los ojos de quienes presumen de ser cristianos maduros y no pasan de ser cristianos mundanos, son la única tabla de salvación para el fiel bautizado que puede caer presa de esas olas, que le arrastrarán hacia el abismo del océano si se deja llevar.

No hay caridad alguna en diluir la verdad. Todo lo contrario. Es enemigo del amor de Dios y de la cruz de Cristo quien prostituye la verdad del evangelio con la oscuridad de las falsas doctrinas. Ha de llegar de nuevo el tiempo en que el cristianismo sea más luz del mundo que buscador de posibles luces en otras creencias y doctrinas. Porque por mucha luz que pueda haber fuera de la Iglesia, no dejará de ser un pálido reflejo de la luz de Cristo que brilla prístina con fuerza salvadora .

Sr Queiruga. No olvidemos que en Occidente estamos ante sociedades descristianizadas. No es que no entiendan términos como pecado, infierno, gracia, salvación, etc. Es que no los quieren aceptar. Pero no vamos a dejar de hablar de ellos. Cuando Juan el bautista y Cristo empezaron a predicar no se dedicaron a buscar palabras "fáciles" a los oídos de su público. Fueron duros, contundentes, directos y sin complejos. Ese es el camino Sr Queiruga.

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