miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ante la próxima Romaxe




En una misa campestre, contra las que no tengo nada siempre que se celebren dignamente, es muy fácil consumir las Sagradas Formas que no se han comulgado o llevarlas al sagrario de la Iglesia más próxima en el caso de que fueran muchas, si son obleas. Si se consagran esas grandes cantidades de pan nadie sabe que se puede hacer con el que no se ha comulgado. Se pueden consumir allí algunos pocos trozos. Pero no más. Y no cabe que lleven a un sagrario lo sobrante, si es cantidad, porque ni cabrían y además menudo problema le crearían al párroco con una gran cantidad de pan consagrado.

Supongo también que comulgando de esa forma serán numerosas las migas que se caerán al suelo y cabe creer que los obispos de Galicia piensan que en ellas también está Cristo real y verdaderamente presente. ¿O no creen eso? En este último caso bueno sería que nos lo dijeran para saber a que atenernos
.

Tanta cunca de vino, tanta cesta de pan, de trozos de pan, me parecen muy dificiles de consumir por los celebrantes. ¿Se ha consumido? ¿Se ha reservado? Me joroba que miren tanto hacia otro lado en cuestiones como las mencionadas antes pero en ésta tienen que pronunciarse. Porque es capital. O si no no son obispos. Son traidores a Cristo y a su Iglesia.



Algunos mitrados (lo sé por experiencia propia) consideran que lo mejor es que los curas herejes se vayan haciendo mayores y se retiren para acabar con el mal. En vez de extirpar el tumor prefieren encapsularlo y que se resuelva solo con el tiempo. Las medidas enérgicas les dan miedo, oficialmente porque pueden producir una ruptura en el rebaño de ¿Cristo?, en realidad porque los que odian a la Iglesia les pueden machacar en los medios de comunicación. Por emplear un símil más ajustado, prefieren esperar a que la carcoma se muera de vieja, con tal de no arrancar un trozo del edificio, para que no quede feo.

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