MADRID, 31/08/2010 (Público/ ProtestanteDigital.com)
En Moncloa y en el PSOE se impone la tesis de que no es el momento de abrir un frente laicista y que además la norma no lograría la mayoría necesaria en el Congreso. Zapatero ha confirmado su paralización.
Salvo un milagro de última hora, la prometida Ley de Libertad Religiosa se quedará en el cajón de las promesas incumplidas por el Gobierno. Tanto la Iglesia católica como la derecha política y mediática se han mostrado muy beligerantes contra el proyecto y en el Ejecutivo se ha impuesto la tesis de que no es el momento de trasladar este debate a la sociedad. "Es una ley de principios de legislatura", explica a Público un miembro del Gobierno. Esta tesis está extendida no sólo en la Moncloa, sino también entre buena parte de la cúpula del PSOE.
Un dato significativo es que el grupo encargado de elaborar el texto no se reúne desde marzo.
El equipo de Zapatero no quiere que el debate sobre la religión en España origine una nueva polémica justo cuando se inicia un ciclo electoral: a las elecciones catalanas de otoño, seguirán en mayo de 2011 las municipales y las autonómicas en 13 comunidades. Ese proceso culminará en 2012 con las generales, siempre y cuando se agote la legislatura.
Pero, al margen de los intereses electorales, son varios los ministros que consideran que en España "no hay un conflicto de libertad religiosa, en todo caso habrá un problema por el Concordato" suscrito con el Vaticano en 1953 y que regula las relaciones del Estado con la Iglesia católica.
DIFICULTADES DE TRAMITACIÓN AÑADIDAS
Según fuentes gubernamentales, la mayor parte del Ejecutivo tampoco ve factible que, en caso de que se inicie la tramitación de la nueva ley, esta finalmente pueda salir aprobada del Parlamento. La derecha, representada por PP, CiU y PNV, votaría en contra y la izquierda presionaría para cambiar un texto que consideraría insuficiente, a tenor del último borrador, bastante menos laicista que los anteriores. Fuentes de la Moncloa admitieron que el documento actual es bastante "pacato", de forma que es probable que "despertara demasiados recelos a izquierda y derecha, y no contentase finalmente a nadie".
EL ÚLTIMO BORRADOR
El grupo de trabajo encargado de elaborar el articulado de la Ley de Libertad Religiosa no se reúne desde marzo, explicaron a este diario fuentes conocedoras del proceso. El citado equipo, formado por responsables políticos y técnicos de los ministerios de Presidencia y de Justicia, se había reunido hasta entonces como mínimo con una periodicidad mensual.
El pasado mes de febrero, el grupo de trabajo había redactado un último borrador titulado Ley de Libertad de Conciencia y Religiosa, con 37 artículos. La propia denominación de la ley suscitó un serio debate. Al final se impuso la idea de que "la religión entra dentro de la libertad de conciencia", por lo que se decidió incluir ese concepto más genérico en primer lugar.
En dicho borrador, los expertos respetaron algunas de las partes fundamentales planteadas al inicio de la elaboración de la norma. Así, el texto recoge la "neutralidad religiosa del Estado" para evitar que cualquier acción de las administraciones públicas pueda interpretarse como un apoyo hacia una u otra confesión religiosa.
El borrador también contempla un apartado sobre los símbolos religiosos. El proyecto establecía que crucifijos católicos u otros símbolos de otras confesiones religiosas deberán ser retirados de los edificios públicos.
EL PAPEL DE LOS CARGOS PÚBLICOS
Respecto a la actuación de las autoridades, el texto redactado en febrero supedita la participación de los cargos públicos en actos religiosos a que esta se haga sin discriminación de confesiones. Así, si un alcalde decide desfilar en una procesión durante la Semana Santa católica, debería también participar en el ayuno islámico del Ramadán o en el Jánuca judío en el caso de que estas confesiones le cursaran una invitación.
Aunque el proyecto está paralizado, la última decisión sigue en manos del presidente del Gobierno. Si finalmente Zapatero decide reactivarlo, tanto en el Ejecutivo como en el PSOE dan por hecho "que la derecha se echará encima del Gobierno con todo tipo de acusaciones infundadas". En ámbitos socialistas esta posibilidad se considera muy improbable. Para los más progresistas, sería una especie de milagro laico.
CONFIRMADO POR ZAPATERO
Encontrar cuanto antes la salida al túnel de la crisis no deja tiempo ni espacio para otros afanes, al menos en lo que queda de año. Este fue el argumento de fondo que esgrimió el presidente para confirmar la decisión, de meter en el congelador la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, uno de los proyectos legislativos emblemáticos de esta legislatura tras incorporarse al programa del Ejecutivo por acuerdo del último Congreso del PSOE, celebrado después de las generales.
"Tenemos por delante un trimestre, más que nunca, de política y de iniciativas económicas para combatir definitivamente la crisis y acelerar el cambio de modelo productivo", dijo Zapatero en Shan-ghai. Rechazaba así que el carpetazo al proyecto obedezca a la falta de apoyos o a una estrategia para evitar que se le acuse de abrir frentes de distracción, como ocurrió con la reforma de la Ley del Aborto.
"En lo que afecta al calendario, el Gobierno está concentrado en los Presupuestos y en leyes económicas. Este es el orden de prioridades. Por tanto, hasta que no tengamos los Presupuestos con un acuerdo político y su aprobación, no pondremos en marcha nuevas iniciativas de carácter legislativo que no estén relacionadas con la economía", agregó.
Fuente: Público. Edición: ProtestanteDigital.com
En Moncloa y en el PSOE se impone la tesis de que no es el momento de abrir un frente laicista y que además la norma no lograría la mayoría necesaria en el Congreso. Zapatero ha confirmado su paralización.
Salvo un milagro de última hora, la prometida Ley de Libertad Religiosa se quedará en el cajón de las promesas incumplidas por el Gobierno. Tanto la Iglesia católica como la derecha política y mediática se han mostrado muy beligerantes contra el proyecto y en el Ejecutivo se ha impuesto la tesis de que no es el momento de trasladar este debate a la sociedad. "Es una ley de principios de legislatura", explica a Público un miembro del Gobierno. Esta tesis está extendida no sólo en la Moncloa, sino también entre buena parte de la cúpula del PSOE.
Un dato significativo es que el grupo encargado de elaborar el texto no se reúne desde marzo.
El equipo de Zapatero no quiere que el debate sobre la religión en España origine una nueva polémica justo cuando se inicia un ciclo electoral: a las elecciones catalanas de otoño, seguirán en mayo de 2011 las municipales y las autonómicas en 13 comunidades. Ese proceso culminará en 2012 con las generales, siempre y cuando se agote la legislatura.
Pero, al margen de los intereses electorales, son varios los ministros que consideran que en España "no hay un conflicto de libertad religiosa, en todo caso habrá un problema por el Concordato" suscrito con el Vaticano en 1953 y que regula las relaciones del Estado con la Iglesia católica.
DIFICULTADES DE TRAMITACIÓN AÑADIDAS
Según fuentes gubernamentales, la mayor parte del Ejecutivo tampoco ve factible que, en caso de que se inicie la tramitación de la nueva ley, esta finalmente pueda salir aprobada del Parlamento. La derecha, representada por PP, CiU y PNV, votaría en contra y la izquierda presionaría para cambiar un texto que consideraría insuficiente, a tenor del último borrador, bastante menos laicista que los anteriores. Fuentes de la Moncloa admitieron que el documento actual es bastante "pacato", de forma que es probable que "despertara demasiados recelos a izquierda y derecha, y no contentase finalmente a nadie".
EL ÚLTIMO BORRADOR
El grupo de trabajo encargado de elaborar el articulado de la Ley de Libertad Religiosa no se reúne desde marzo, explicaron a este diario fuentes conocedoras del proceso. El citado equipo, formado por responsables políticos y técnicos de los ministerios de Presidencia y de Justicia, se había reunido hasta entonces como mínimo con una periodicidad mensual.
El pasado mes de febrero, el grupo de trabajo había redactado un último borrador titulado Ley de Libertad de Conciencia y Religiosa, con 37 artículos. La propia denominación de la ley suscitó un serio debate. Al final se impuso la idea de que "la religión entra dentro de la libertad de conciencia", por lo que se decidió incluir ese concepto más genérico en primer lugar.
En dicho borrador, los expertos respetaron algunas de las partes fundamentales planteadas al inicio de la elaboración de la norma. Así, el texto recoge la "neutralidad religiosa del Estado" para evitar que cualquier acción de las administraciones públicas pueda interpretarse como un apoyo hacia una u otra confesión religiosa.
El borrador también contempla un apartado sobre los símbolos religiosos. El proyecto establecía que crucifijos católicos u otros símbolos de otras confesiones religiosas deberán ser retirados de los edificios públicos.
EL PAPEL DE LOS CARGOS PÚBLICOS
Respecto a la actuación de las autoridades, el texto redactado en febrero supedita la participación de los cargos públicos en actos religiosos a que esta se haga sin discriminación de confesiones. Así, si un alcalde decide desfilar en una procesión durante la Semana Santa católica, debería también participar en el ayuno islámico del Ramadán o en el Jánuca judío en el caso de que estas confesiones le cursaran una invitación.
Aunque el proyecto está paralizado, la última decisión sigue en manos del presidente del Gobierno. Si finalmente Zapatero decide reactivarlo, tanto en el Ejecutivo como en el PSOE dan por hecho "que la derecha se echará encima del Gobierno con todo tipo de acusaciones infundadas". En ámbitos socialistas esta posibilidad se considera muy improbable. Para los más progresistas, sería una especie de milagro laico.
CONFIRMADO POR ZAPATERO
Encontrar cuanto antes la salida al túnel de la crisis no deja tiempo ni espacio para otros afanes, al menos en lo que queda de año. Este fue el argumento de fondo que esgrimió el presidente para confirmar la decisión, de meter en el congelador la reforma de la Ley de Libertad Religiosa, uno de los proyectos legislativos emblemáticos de esta legislatura tras incorporarse al programa del Ejecutivo por acuerdo del último Congreso del PSOE, celebrado después de las generales.
"Tenemos por delante un trimestre, más que nunca, de política y de iniciativas económicas para combatir definitivamente la crisis y acelerar el cambio de modelo productivo", dijo Zapatero en Shan-ghai. Rechazaba así que el carpetazo al proyecto obedezca a la falta de apoyos o a una estrategia para evitar que se le acuse de abrir frentes de distracción, como ocurrió con la reforma de la Ley del Aborto.
"En lo que afecta al calendario, el Gobierno está concentrado en los Presupuestos y en leyes económicas. Este es el orden de prioridades. Por tanto, hasta que no tengamos los Presupuestos con un acuerdo político y su aprobación, no pondremos en marcha nuevas iniciativas de carácter legislativo que no estén relacionadas con la economía", agregó.
Fuente: Público. Edición: ProtestanteDigital.com
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