sábado, 25 de septiembre de 2010

Torres Queiruga y la visita del Papa a Santiago




El papa Benedicto XVI visitará este año Santiago de Compostela, pues es hora de que nos aclare si las doctrinas de Andres Torres Queiruga son erróneas.
Andrés Torres Queiruga, es Sacerdote de la archidiócesis compostelana parece ser que está bajo observación. No me extraña nada. Sigo pensando que ya va siendo hora de que nuestros obispos o la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe nos digan de una vez si lo que sostiene el teólogo gallego es la doctrina de la Iglesia o no. Porque igual los equivocados somos nosotros al creer que Cristo resucitó verdaderamente y pasó por Palestina haciendo milagros.
Torres Queiruga ha negado la resurrección de Cristo, tal como la Tradición y la Iglesia la ha entendido y enseñado desde siempre:

"Los discípulos no vieron con sus ojos al Resucitado ni lo tocaron con sus manos, porque esto era imposible estando él fuera del alcance de sus sentidos"

"No solamente la resurrección no es un milagro, sino que ni siquiera es un acontecimiento empírico. Y la fe en la resurrección no depende del hecho de que se acepte o rechace la realidad histórica del sepulcro vacío" (La risurrezione senza miracolo, tr. it., Edizioni La Meridiana, Molfetta (Ba) 2006 Andres Torres Queiruga)

De la homilía del Santo Padre predicado , ante miles de sacerdotes, en la Misa de clausura del Año Sacerdotal quiero rescatar un párrafo que a muchos, por lo menos a mí, nos confirma que estamos en el buen camino:
“Tu vara y tu cayado me sosiegan”: el pastor necesita la vara contra las bestias salvajes que quieren atacar el rebaño; contra los salteadores que buscan su botín. Junto a la vara está el cayado, que sostiene y ayuda a atravesar los lugares difíciles. Las dos cosas entran dentro del ministerio de la Iglesia, del ministerio del sacerdote. También la Iglesia debe usar la vara del pastor, la vara con la que protege la fe contra los farsantes, contra las orientaciones que son, en realidad, desorientaciones. En efecto, el uso de la vara puede ser un servicio de amor. Hoy vemos que no se trata de amor, cuando se toleran comportamientos indignos de la vida sacerdotal. Como tampoco se trata de amor si se deja proliferar la herejía, la tergiversación y la destrucción de la fe, como si nosotros inventáramos la fe autónomamente. Como si ya no fuese un don de Dios, la perla preciosa que no dejamos que nos arranquen. Al mismo tiempo, sin embargo, la vara continuamente debe transformarse en el cayado del pastor, cayado que ayude a los hombres a poder caminar por senderos difíciles y seguir a Cristo.

El Papa en su homilía ha mezclado perfectamente la pederastia carnal con la espiritual. Lo uno y lo otro deben ser limpiados.

A ver si se cumple lo que ha dicho el Papa en su próxima visita a Santiago.

Al mal no se le combate únicamente con buenas palabras. A veces hay que usar la vara. Y si no se usa, las bestias salvajes, disfrazadas o no de ovejas y/o de ángeles de luz. Cada cual se suicida espiritualmente como le viene en gana. Pero a los fieles, a los que respetamos a la Iglesia como Madre y Maestra, que no nos vengan con herejías ni complicidades necias con comportamientos indignos.

También la Iglesia debe usar la vara del pastor, la vara con la que protege la fe contra los farsantes, contra las orientaciones que son, en realidad, desorientaciones. En efecto, el uso de la vara puede ser un servicio de amor. Hoy vemos que no se trata de amor, cuando se toleran comportamientos indignos de la vida sacerdotal. Como tampoco se trata de amor si se deja proliferar la herejía, la tergiversación y la destrucción de la fe, como si nosotros inventáramos la fe autónomamente. Como si ya no fuese un don de Dios, la perla preciosa que no dejamos que nos arranquen.

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