Lo que dice hoy Pikaza en su blog sobre lo que ha hecho Rouco me parece estupendo. ¡Ya era hora! La Ponti hace muchos años que dejó de ser un referente en la sociedad española y era una lacra remora retroprogre en la Iglesia. ¡Ya era hora! Con el señuelo de libertad y diálogo se perpetuaba el secularismo interno y la mediocridad intelectual en la Iglesia.
La Universidad Pontificia de Salamanca fue una institución gloriosa de la Iglesia en nuestra patria. Eso es indiscutible. Pero ahora ¿qué es?
En los estudios eclesiásticos la "Ponti" se convirtió en el vivero, o en uno de los viveros, del progresismo eclesial. Creo que algo se ha corregido, tal vez al comprobar que eso ya no se llevaba y que ya no atraía a nadie, pero desde luego no es una referencia de eclesialidad, como lo había sido.
Los obispos, al ver lo que había y lo que no habían evitado, hicieron una cosa muy episcopal: mirar para otro lado. Y se desentendieron de "su" Universidad. Mandando a sus sacerdotes a Roma, a Navarra, a San Dámaso... Con la que condenaron a muerte a la Pontificia. Pero sin atreverse a rematarla o a resucitarla.
La Ponti dejó de ser demócrata cuando el pensamiento único de extrema izquierda (ideología de género, laicismo galopante, materialismo antidemocrático...) se instaló en las altas esferas.
Dios se ha convertido en un extraño para nuestra cultura, e incluso para los propios creyentes, que ya no se sienten seguros ni siquiera en sus mismos ritos sacramentales donde parecía no haber resquicio de duda de la densidad de su presencia en días no muy lejanos.
Rouco se ha hartado y por fin ha tomado el control.
La Universidad Pontificia de Salamanca fue una institución gloriosa de la Iglesia en nuestra patria. Eso es indiscutible. Pero ahora ¿qué es?
En los estudios eclesiásticos la "Ponti" se convirtió en el vivero, o en uno de los viveros, del progresismo eclesial. Creo que algo se ha corregido, tal vez al comprobar que eso ya no se llevaba y que ya no atraía a nadie, pero desde luego no es una referencia de eclesialidad, como lo había sido.
Los obispos, al ver lo que había y lo que no habían evitado, hicieron una cosa muy episcopal: mirar para otro lado. Y se desentendieron de "su" Universidad. Mandando a sus sacerdotes a Roma, a Navarra, a San Dámaso... Con la que condenaron a muerte a la Pontificia. Pero sin atreverse a rematarla o a resucitarla.
La Ponti dejó de ser demócrata cuando el pensamiento único de extrema izquierda (ideología de género, laicismo galopante, materialismo antidemocrático...) se instaló en las altas esferas.
Dios se ha convertido en un extraño para nuestra cultura, e incluso para los propios creyentes, que ya no se sienten seguros ni siquiera en sus mismos ritos sacramentales donde parecía no haber resquicio de duda de la densidad de su presencia en días no muy lejanos.
Rouco se ha hartado y por fin ha tomado el control.
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