martes, 28 de septiembre de 2010

Para los que apoyan a Queiruga





El ladrón no viene sino para robar, y matar, y hacer estrago. Mas yo he venido para que las ovejas tengan vida, y la tengan en más abundancia. Yo soy el buen pastor. El buen pastor sacrifica su vida por sus ovejas. Pero el mercenario, y el que no es el propio pastor, de quien no son propias las ovejas, en viendo venir al lobo, desampara las ovejas, y huye: y el lobo las arrebata, y dispersa el rebaño: el mercenario huye, por la razón de que es asalariado, y no tiene interés alguno en las ovejas. Yo soy el buen pastor: y conozco mis ovejas, y las ovejas mías me conocen a mí

Los mercenarios y los que se hacen llamar "progres" además se tapan entre ellos. Es la moda de hoy en día.

La resurrección de Jesús es el hecho más importante de toda la Historia de la Salvación. Es un asunto fundamental -en él esta fundada nuestra fe- Sin Resurrección sería absurda, y no tendría razón de ser nuestra fe. Si Cristo no hubiera resucitado, la Iglesia no podría anunciar ninguna Buena Noticia de salvación para nadie. San Pablo lo afirma claramente: "Si Jesús no resucitó, vana sería nuestra predicación, ni nada de lo que creen ustedes…. ustedes no pueden esperar nada de su fe…. Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos…" (1Co 15, 14; 17; 20). La Resurrección de Jesús es una VERDAD, a la que de ninguna manera debemos renunciar los cristianos.
La síntesis de la experiencia paulina de Damasco la tenemos de la boca del mismo Ananías. Escuchémosle, pues, invitándolo a Pablo a ser partícipe y colaborador de la Providencia de Dios: “El Dios de nuestros padres te ha predestinado para que conocieses su voluntad, y vieses a aquel Justo, y oyeses la voz de su boca. Porque has de ser testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hec 5:14-16).
En realidad, el encuentro con el Resucitado transformó totalmente la vida de Pablo. No fue el fruto de una reflexión personal, sino de un encuentro. Este encuentro con el Señor fue el punto de inflexión por excelencia en la vida del Apóstol de las naciones. Se desarrolló entre ellos un diálogo (Hech 9:4-6) decisivo, tanto para él, como para todos nosotros:
- Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
- ¿Quién eres, Señor?
- Yo soy Jesús a quien tú persigues.
- ¿Señor, qué quieres que haga?
- Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.
Pocas veces un diálogo tan breve ha transformado tanto la vida de una persona. Cuando Saulo se levantó estaba ciego, pero en su alma brillaba la luz de Cristo. Entendió que a quien él perseguía era a Quien esperaba. Desde ahora este camino de Damasco quedará como símbolo de toda conversión.
Pablo llama a su experiencia “gracia”, regalo de Dios (1 Co 15, 10) y cuando la describe, nos dice que “ha sido alcanzado por Cristo Jesús” (Flp 3,12) y que “ha descubierto el poder de su resurrección” (Flp 3, 10).
Es interesante escuchar a Pablo. Según él, Jesús ha sido resucitado por la fuerza de Dios que es la que le hace vivir su nueva vida de resucitado (Ef 1, 19-20; 2 Co 13, 4). Jesús ha sido resucitado por la gloria de Dios, es decir, por la fuerza que nos hace descubrir toda la grandeza gloriosa de Dios (Rm 6, 4); por eso, Cristo resucitado posee un “cuerpo glorioso” (Filp 3,21) que no significa un cuerpo luminoso, majestuoso, sino una personalidad llena de la fuerza transformadora de Dios. Jesús ha sido resucitado por el Espíritu de Dios, es decir, por su Aliento creador (Rm 8, 11);
No podemos describir adecuadamente estos encuentros llamándolos sencillamente “visiones” o “apariciones”. Tampoco sería acertado preguntarnos si se trata de visiones objetivas o subjetivas. Según los discípulos, Jesús se les impone como alguien vivo, en un encuentro que afecta la totalidad de sus personas.
Juan W. Shepard dice, "en este tiempo, él se encontró con mas de quinientos hermanos, como Pablo atestigua en su carta a los corintios escritos dentro de la época de esa generación. La mayor parte de los quinientos seguía viva incluso cuando Pablo escribió más adelante. Sería maravillosa hablar con los testigos presénciales sobre ese aspecto glorioso "(el Cristo de los Evangelios, p. 629).
Los discípulos que habían sido dispersados desde la crucifixión y dispersados en Jerusalén, a Galilea y allí vieron a Jesús con sus propios ojos y lo adoraron.


Estos hombres no eran incredulos según lo visto en varias escrituras (Lucas 24:16, 37, 41; Juan 21:4; 20:24-25). Buscaban la verdad. "cuando lo vieron, lo adoraban" (v. 17) asi como las mujeres habían hecho (v. 9).


1. Después de su resurreción, ¿por cuántos días se quedó Jesús enseñando y dando pruebas que estaba vivo? -- Por 40 días.
2. ¿A quiénes apareció Jesús durante este tiempo? -- El apareció a varias personas y a sus apóstoles. Una vez apareció Jesus frente a más de 500 personas.
3. Un día cuando apareció Jesús a sus discipulos, ¿cómo reaccionaron a verle en medio de ellos? -- Se asustaron.
4. ¿Jesús apareció como espíritu? -- No. El tenía carne y huesos.
5. ¿De qué les recordó Jesús a los apostoles? -- Que él ya les había dicho que iba a ser crucificado y después de tres días iba a resucitar.
6. Uno de los discípulos no estaba con los otros cuando Jesús apareció. ¿Quién era?
-- Tómas.
7. ¿Tómas creyó que los otros discípulos habían visto al Señor cuando ellos se lo dijeron? -- No.
8. ¿Cómo respondió Tomás? -- El les dijo: -- Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo podré creer. --
9. Unos días después, Jesús entró aunque las puertas estaban cerrados. ¿Qué le dijo a Tómas? -- Que mire sus manos y mete su mano en su costado.
10. Cómo sabía Jesús que Tomás dudaba? -- El sabía porque Jesús es Dios. Dios lo sabe todo.
11. ¿Después de mirar y tocar a Jesús, creyó Tómas? -- Sí, creyó.
12. ¿Qué dijo Jesús acerca de los que creen sin haber visto? -- El dijo: -- ¡Dichosos los que creen sin haber visto! --
13. ¿cómo podemos saber nosotros que Jesús resucitó? -- Sabemos por el testimonio de los que lo vieron; sus dicípulos le hablaron, le tocaron, y supieron que de veras El era el Señor. Jesús comió en su presencia.
14. Antes de subir al cielo, ¿qué tarea dio Jesús a sus discípulos? -- El les dijo: -- Vayan a las gentes de todas las naciones, y háganlees mis discípulos; bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñeles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.

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