En la tranquila ciudad de Ferrol nunca pasa nada. Pero por las calles empedradas cruzan grandes capos de la droga, mafias de hachís e incluso disparos al anochecer. La delincuencia se mueve sobre ruedas. Y la Policía Nacional sigue brindando un varapalo tras otro a los narcotraficantes, tanto a los de medio pelo como a los de largos tentáculos. La última pieza en el puzle ilegal de la urbe naval apareció en la noche del lunes: dos chicos de Marruecos salían vivos de un salvaje tiroteo desatado entre dos coches. Ellos afirman desconocer a sus agresores. Pero la Policía sospecha que tras este ataque se encuentra un posible ajuste de cuentas. Incluso se baraja la existencia de una trama de drogas, entre otras hipótesis.
En semejante recreación de Las noches rojas de Harlem, la Comisaría de Ferrol-Narón dispone hasta ahora de las versiones de los perseguidos y de los propios vecinos. Los jóvenes de Marruecos, dedicados a la venta ambulante y vecinos de A Coruña y Arteixo, circulaban pasadas las 22.00 horas por la autopista AP-9 en dirección a Ferrol. A la altura del Acceso Norte a la ciudad, "otro vehículo se les puso a la misma altura, haciéndoles gestos y dando luces para que parasen". Como relata Víctor Saavedra, inspector jefe de Seguridad Ciudadana en Ferrol-Narón, "los dos chicos aseguran que no conocen a sus supuestos agresores". Para escaparse, los marroquíes aceleraron y se dieron a la fuga pero el otro coche inició una endiablada persecución. Cuando se desviaron de la autopista por A Malata, los rastreadores siguieron la estela de los vendedores ambulantes al más puro estilo Devil. Ya en la carretera de Joane, los perseguidos escucharon las detonaciones: el coche que les pisaba los talones disparaba contra ellos.
Con mordiscos de balas
Ni siquiera el impacto de las balas frenó la persecución. Como montados en la noria de El cuarto hombre, los coches giraron y giraron por las afueras de la ciudad. De regreso al centro, los autos locos cual toros de San Fermín volvieron a tomar la carretera de Joane. Según relata la Policía Nacional, "con semejante velocidad, los perseguidos acabaron envueltos en un accidente: sufrieron una salida de vía y sus captores también impactaron con su coche por detrás". El auto de los marroquíes fue a dar con sus huesos contra un edificio, en el número 2 de Joane.
Pero sus enemigos no se ablandaron con el choque brutal. Bajaron de su bólido y sacaron un "gran palo" según la Policía, o un "bate de béisbol" según la versión vecinal. Uno de los vendedores logró escapar, a costa de fracturarse un brazo cuando se precipitaba desde el coche. Pero su compañero sufrió las embestidas del palo en un hombro, mientras los vecinos empezaban a asomarse en pijama por las ventanas. En ese momento, los campanarios de Ferrol tocaban las 22.30 de la noche.
Cuando los asombrados testigos vieron semejante percal, avisaron a las fuerzas de seguridad. Primero apareció una patrulla de la Policía Local, creyendo que se trataba de un accidente. Pero en seguida comparecieron agentes de la Policía Nacional y la Policía Científica, mientras los agresores huían como alma que lleva el diablo. Uno de los marroquíes fue atendido por la herida en el hombro. Pero el otro se trasladó al hospital Arquitecto Marcide por fractura del húmero izquierdo: "Él dice que se cayó cuando escapaba", indican desde la Comisaría.
La primera inspección ocular del coche de los vendedores, un Audi A3, ya reveló "impactos de bala en la parte trasera de la correcería". Los agredidos insisten en que "ellos no saben nada". Tienen los papeles en regla y se dedican a vender ropa por mercadillos, verbenas y fiestas de la comarca. Pero la Comisaría considera que "puede tratarse de rencillas entre gente del mismo país". Los agentes buscan ahora el auto oscuro en el que viajaban los tiroteadores, cuya identidad aún se desconoce. Los vecinos asistieron al impacto del coche, la discusión y los golpes. Pero ahora la Policía trata de dilucidar la autoría de los pistoleros y su posible conexión con el mundo de las drogas, o incluso con la recién destapada Operación Ítaca.
phermida@elcorreogallego.es
En semejante recreación de Las noches rojas de Harlem, la Comisaría de Ferrol-Narón dispone hasta ahora de las versiones de los perseguidos y de los propios vecinos. Los jóvenes de Marruecos, dedicados a la venta ambulante y vecinos de A Coruña y Arteixo, circulaban pasadas las 22.00 horas por la autopista AP-9 en dirección a Ferrol. A la altura del Acceso Norte a la ciudad, "otro vehículo se les puso a la misma altura, haciéndoles gestos y dando luces para que parasen". Como relata Víctor Saavedra, inspector jefe de Seguridad Ciudadana en Ferrol-Narón, "los dos chicos aseguran que no conocen a sus supuestos agresores". Para escaparse, los marroquíes aceleraron y se dieron a la fuga pero el otro coche inició una endiablada persecución. Cuando se desviaron de la autopista por A Malata, los rastreadores siguieron la estela de los vendedores ambulantes al más puro estilo Devil. Ya en la carretera de Joane, los perseguidos escucharon las detonaciones: el coche que les pisaba los talones disparaba contra ellos.
Con mordiscos de balas
Ni siquiera el impacto de las balas frenó la persecución. Como montados en la noria de El cuarto hombre, los coches giraron y giraron por las afueras de la ciudad. De regreso al centro, los autos locos cual toros de San Fermín volvieron a tomar la carretera de Joane. Según relata la Policía Nacional, "con semejante velocidad, los perseguidos acabaron envueltos en un accidente: sufrieron una salida de vía y sus captores también impactaron con su coche por detrás". El auto de los marroquíes fue a dar con sus huesos contra un edificio, en el número 2 de Joane.
Pero sus enemigos no se ablandaron con el choque brutal. Bajaron de su bólido y sacaron un "gran palo" según la Policía, o un "bate de béisbol" según la versión vecinal. Uno de los vendedores logró escapar, a costa de fracturarse un brazo cuando se precipitaba desde el coche. Pero su compañero sufrió las embestidas del palo en un hombro, mientras los vecinos empezaban a asomarse en pijama por las ventanas. En ese momento, los campanarios de Ferrol tocaban las 22.30 de la noche.
Cuando los asombrados testigos vieron semejante percal, avisaron a las fuerzas de seguridad. Primero apareció una patrulla de la Policía Local, creyendo que se trataba de un accidente. Pero en seguida comparecieron agentes de la Policía Nacional y la Policía Científica, mientras los agresores huían como alma que lleva el diablo. Uno de los marroquíes fue atendido por la herida en el hombro. Pero el otro se trasladó al hospital Arquitecto Marcide por fractura del húmero izquierdo: "Él dice que se cayó cuando escapaba", indican desde la Comisaría.
La primera inspección ocular del coche de los vendedores, un Audi A3, ya reveló "impactos de bala en la parte trasera de la correcería". Los agredidos insisten en que "ellos no saben nada". Tienen los papeles en regla y se dedican a vender ropa por mercadillos, verbenas y fiestas de la comarca. Pero la Comisaría considera que "puede tratarse de rencillas entre gente del mismo país". Los agentes buscan ahora el auto oscuro en el que viajaban los tiroteadores, cuya identidad aún se desconoce. Los vecinos asistieron al impacto del coche, la discusión y los golpes. Pero ahora la Policía trata de dilucidar la autoría de los pistoleros y su posible conexión con el mundo de las drogas, o incluso con la recién destapada Operación Ítaca.
phermida@elcorreogallego.es
Eso de que en Ferrol nunca pasa nada es muy poético, pero irreal. Y lo de las "calles empedradas" también es poético. Acaso hay calles en el resto del mundo que no sean empedradas? Van a pensar por ahí que en Ferrol las calles están hechas de pedruscos, ajajajaja (eso sería en la Edad Media como mínimo). ¿Solo pasan por esas "calles empedradas" los mafiosos esos? Yo creo que los hay incluso en las calles no empedradas. En las de asfalto, en las de tierra, en las de adoquín, en las de gravilla, en las de cemento, etc.
ResponderEliminarAhora en serio. Lo que viene habiendo en Ferrol desde 2008 es una oleada continua de atracos, robos y asaltos en diferentes zonas de la ciudad (Ultramar, Caranza, zonas del Centro, Canido, Santa Icía, etc.) y su área de influencia que no se veía desde finales de los '80 y principios de los '90, cuando la brutal reconversión naval que hundió a Ferrol y comarca provocó paro a mansalva, droga y delincuencia. Ahora, la crisis vigente, el paro galopante y las bandas de extranjeros que vienen no a trabajar sino a delinquir (porque esa es la verdad, aunque el 95% de los extranjeros que residen en Ferrol, en general, son muy buena gente), están haciendo de las suyas en todas partes. Esperemos que las cosas vayan cambiando poco a poco.