domingo, 26 de septiembre de 2010

Es hora de que los obispos digan algo sobre las doctrinas de Torres Queiruga


Los exegetas católicos y demás teólogos deben trabajar, aunando diligentemente sus fuerzas, para investigar y proponer las Letras divinas, bajo la vigilancia del Sagrado Magisterio, con los instrumentos oportunos, de forma que el mayor número posible de ministros de la palabra puedan repartir fructuosamente al Pueblo de Dios el alimento de las Escrituras, que ilumine la mente, robustezca las voluntades y encienda los corazones de los hombres en el amor de Dios.(DV 23)
La vigilancia que el magisterio debe de llevar a cabo sobre la labor de los teólogos no consiste en tener un obispo colgado a la chepa de cada teólogo mirando lo que escribe y dice a cada momento. Pero tampoco puede consistir en la ausencia casi total de control sobre aquellos de los que ya se sabe que son, como mínimo, “fronterizos". ¿cuántos años lleva el teólogo gallego escribiendo, enseñando y comunicando a miles de fieles las doctrinas que supuestamente van a ser consideradas como erróneas? El mismo arzobispo que le retiró de la docencia en el seminario de su archidiócesis, ¿no podía haberle pedido que rectificara sus errores o que, al menos, dejara de transmitírselos a otros fieles? ¿o es que los fieles tienen menos derecho que los seminaristas a no ser formados en el error doctrinal?
El daño, en demasiados casos, es ya irreparable. Y bien estaría que de una vez por todas se tomara conciencia de que la caridad cristiana no está reñida con la corrección al que se equivoca y lleva a otros al error. Que más les vale a algunos teólogos pasar por la vergüenza de una nota pública de condena de su teología que tener que dar cuentas a Dios por haber sido ciegos guías de ciegos.
El báculo de los obispos es como el cayado de los antiguos pastores. Ahora a muchos les gusta, haciendo alarde de un gusto espantoso, que los báculos sean de madera. Pues bien, el cayado del pastor no es para andar, sino un arma de defensa, para ahuyentar a las fieras que acechen al rebaño. El empeño de los obispos de asemejarse a la figura del pastor es encomiable, pero quiera Dios que tomen la figura al completo, de manera que cuando aparezcan las dentadas fieras, les arreen un bastonazo en los morros, y no huyan a refugiarse bajo el denso manto de lo políticamente correcto.

1 comentario:

  1. http://agalegainfo.crtvg.es/videos/?emi=10875&corte=2010-09-24&hora=12:48:09&canle=tvg1

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